Luto en La Corregidora. Este sábado murió un Gallo Blanco. Su muerte será recordada por lo injusta que es la vida en la Primera División del futbol mexicano, pues la entrega de este equipo valía tanto como para llegar a la Liguilla, lugar que cede a los Rayados de Monterrey.
La factura de tantos años de errores administrativos fue cobrada. Puebla otra vez se convirtió en un verdugo letal, que con tres anotaciones, una de ellas por la vía del tiro penal, fue el que le echó la tierra a la tumba del Gallos en el cementerio de los descendidos.
Al inicio del encuentro laten los colores azul y negro en la cabecera norte del estadio para el último juego del Clausura 2013. Un gran torneo para los queretanos que celebra la gente, a pesar de la despedida.
Laten al ritmo de los corazones y la pasión de una afición en su último juego en Primera División. Una bandera de la Resistencia Albiazul, en medio de toda la porra, y hasta arriba en el palomar, los colores de la bandera nacional completan la postal para una digna despedida, que aunque no fue triunfo, la entrega de los jugadores bien les valió el reconocimiento de su gente.
“Mi amor por ti no desciende” se lee en una pancarta que se alza con orgullo por los aires.
Así se vive el adiós ante el verdugo, el mismo que la jornada anterior, con un empate ante Atlas, dejó fuera a los Gallos queretanos.
La emoción se vive en todo momento en la tribuna. Un centro de Julio Nava para Luis de Souza Apodi, que controla con el pecho y tira por arriba del marco de Víctor Hernández de La Franja, levanta de sus asientos algunos que no pierden la ilusión.
Una bengala se enciende. El humo azul se disipa pronto, al igual que el primer gol de Puebla. No hay milagro en La Corregidora, pero sí una demostración de lealtad y entrega.
EL juego dentro del campo es de ida y vuelta. En la tribuna sólo juega el equipo local.
El primer gol de Puebla vía Félix Borja, silencia por completo a los presentes en el estadio, menos a un sector aislado, porra del visitante. El silencio es causado por una mala salida del arquero queretano Sergio García y mal entendimiento con Mario Osuna.
Para la parte complementaria los movimientos de Nacho Ambriz no se hacen esperar. Entra Luis Ángel Landín por Antonio Gallardo, y Diego de la Torre por Mario Osuna. Un esquema totalmente ofensivo el que manda Nacho al terreno de juego. Ya no había nada que perder.
La gente siguió haciendo su papel. El grito de “Gallos, Gallos” retumbó en cada rincón del estadio queretano.
Pero Gustavo Alustiza amplió la ventaja al ‘70 y sentenció el resultado de penal al ‘80. Un autogol de Jesús Chávez al ‘73 y una anotación de Wilberto Cosme al ’75 con gran pase de Apodí le dieron a la afición los últimos motivos para celebrar en este torneo, un gran torneo para los queretanos, que ilusionó y se entregó en el campo.
Hay luto en Querétaro. Hubo lágrimas en La Corregidora. Se concretó el tercer descenso en la historia del equipo y sí, la vida es injusta en la Primera División; pero este plantel vale y merece, ¿porque no?, una nueva oportunidad.