Scottsdale.— El próximo jueves en la ciudad de Louisville en Kentucky, comenzarán los servicios funerarios de Muhammad Ali, fallecido el viernes en Arizona. Bob Gunnell, vocero de la familia dio a conocer los planes que hay para festejar la vida y llorar la muerte de la gran figura.
El jueves, en el domicilio particular de Ali, en Louisville, se realizará una ceremonia privada en la que participarán familiares y amigos cercanos. El viernes 10, “luego de una ceremonia luctuosa, el féretro recorrerá las calles de su ciudad natal, con su gente, como siempre lo quiso, para que reciba los respetos, la veneración y el homenaje a una de las figuras más relevantes en la historia de todos los deportes”, añadió Gunnell.
El recorrido será por una avenida de la ciudad que llevará su nombre y terminará en el KFC YUM! Center, “donde todas las personas que quieran depositar plegarias y respetos, podrán hacerlo”, añadió.
Todo esto fue planeado por el mismo boxeador, que quiso estar cerca de su gente. “Al final su enfermedad [Parkinson] se lo impidió, pero para él la gente, todos los que lo quisieron tanto arriba como abajo del ring eran su prioridad. Muhammad nunca olvidó de dónde venía, todo lo que sufrió y vivió ahí, sus alegrías y tristezas y por eso quiso volver a descansar ahí”.
En esa ciudad fue donde la fortuna encontró al entonces Cassius Marcello Clay Junior. La leyenda cuenta que cuando le fue robada su bicicleta entró a un gimnasio (Columbia), propiedad de un policía, a acusar al ladrón. El agente le dio las armas al pequeño de 12 años: “dedícate a boxear, así nadie se aprovechará de ti”.
Clay se hizo de fama como boxeador, retaba a quien pasara cerca del ring y casi siempre salía con la mano en alto. Hasta que salió de casa para ganar el oro de los Juegos Olímpicos de Roma 1960, para nunca más volver.