El tiempo para el descanso es casi inexistente. Son mil 440 minutos en los que la vida se reproduce a toda velocidad. Transcurso donde hombre y máquina se fusionan con el objetivo de dejar huella en una de las pruebas más emblemáticas del automovilismo mundial. Ricardo González, triunfador en la categoría LMP2 de las 24 Horas de Le Mans lo detalla: “la última hora fue la más difícil de todas, por las condiciones que tenía la pista, pero todo lo vale”.

Lluvia, obscuridad y rivalidad acompañaron a Ricardo en sus últimos momentos en el volante.

“La última hora fue extremadamente complicada para mí, porque había una auténtica batalla, bajo condiciones muy difíciles, como la lluvia. Fue muy tensionante”, reiteró.

Muchos ingredientes rodean Le Mans. A las 24 horas de la competencia hay que añadirle entrenamientos por la mañana que desgastan.

“Poca gente sabe, pero antes de la carrera, que comienza a las tres de la tarde, a las nueve de la mañana hay un entrenamiento, entonces tienes que estar una hora antes, lo que me hizo que estuviera despierto alrededor de 41 horas”, reconoce el mexicano.

González, quien apenas comienza a disfrutar la victoria que no conseguía un piloto tricolor desde que lo hiciera Pedro Rodríguez, en 1968, afirma que se encuentra contento en la segunda categoría de Le Mans y no le gustaría dar el salto a la élite.

“Por ahora, no me gustaría subir, queremos conseguir el campeonato en el cual estamos en primer lugar y refrendar el título de Le Mans”.

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