El estadio Olímpico Universitario enmudece. Oswaldo Alanís lanza al minuto 84 un tiro que provoca un silencio incómodo en la casa de los Pumas. El balón pega en el poste y sale. Explosión de júbilo felina, amargura chiva.

Universidad resiste los seis minutos que restan en el partido. Alzan los brazos, lanzan un goya con su afición para celebrar la victoria ante Guadalajara (1-0), la más injusta de las seis que ligan como locales.

Los felinos vuelven al liderato con 25 puntos, prácticamente amarran Liguilla y se mantienen perfectos en su hogar sin gol en contra cuando juegan en CU. Suman 597 sin aceptar una diana en su feudo.

“El equipo no creo que haya jugado bien, dimos mucha ventaja, sin demeritar a Guadalajara, que lo hizo bien. Nos salvamos de tres jugadas claras de gol. No fue un buen juego”, reconoce el técnico auriazul, Guillermo Vázquez.

Chivas sufre porque la fortuna se pelea con la justicia. Los rojiblancos son mejores todo el primer tiempo y los felinos se quedan con la ventaja al descanso.

El penalti que comete Carlos Salcido a Matías Britos se convierte en el gol auriazul. Cobro de Eduardo Herrera, inmaculado. Esquinado y engaña al portero tapatío, Antonio Rodríguez (41’).

El delantero universitario hace su séptimo gol del certamen, para ser el segundo mejor jugador nacido en México en ese rubro. Lo festeja eufórico co el resto de sus compañeros. Pumas no volvería a tirar debajo de los tres postes rojiblancos.

Guadalajara (16 pts.) se queda con la frustración de haber fallado al menos dos opciones claras en los primeros 45 minutos de partido. Marco Fabián, el protagonista.

Primero, el volante manda un cabezazo al poste. Luego un tiro, sin marcación alguna a la altura de la media luna, lo estrella en las piernas del portero Alejandro Palacios.

Marquito puede cambiar la historia, pero se queda corto en su definición. Falla a la hora buena, contra un contrincante poderoso.

En la segunda parte, Universidad equilibra. Se planta mejor y se dedica a destruir los intentos de Chivas por empatar. Los capitalinos intentan contragolpes que son intrascendentes por la falta de pericia de Fidel Martínez, Ismael Sosa y Dante López, este último como relevo.

Aún con los ajustes del estratega felino, Chivas tiene la pelota. Incluso cuando el Rebaño Sagrado sufre la expulsión de Michel Vázquez sigue encima de los auriazules.

Oswaldo Alanís y su tiro al poste es lo más cerca del empate que está el Guadalajara. Pero la suerte le niega el punto. El efecto Matías Almeyda se muere, las cuatro victorias en fila [una copera] se quedan en territorio de la UNAM. Pumas sonríe. La suerte jamás le abandona.

“No fue el mejor partido que hemos dado aquí en CU, pero así se ganan estos partidos: con cierta fortuna. Chivas tuvo llegadas en las que se pudieron ir al frente”, analiza Lalo Herrera, sin mostrar demasiada alegría por un triunfo que, en la cancha, los Pumas no merecieron.

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