CANCÚN.— Dicen que no hay mayor oportunidad de meter un gol que un penal. Bueno, el Atlante falló dos cruciales en su lucha por el no descenso y dejó escapar dos puntos al sólo igualar a un gol en el estadio Andrés Quintana Roo.
Mal inicio para los Potros de Hierro que anhelan encontrar el rumbo de los puntos para no irse a la Liga de Ascenso.
El camino maltrecho desde los 11 pasos lo inició Narciso Mina. Ese jugador que fue el gran villano para el América en la última final, se convirtió también el hombre que gestó el desastre atlantista.
Tomó el esférico desde el manchón penal. El marcador iba 0-0 en ese momento. El ecuatoriano mandó un riflazo que se estrelló en el poste para irse afuera.
Lamento azulgrana. Se esfumaba la opción de irse al frente. Peor aún, el León anotó en la siguiente jugada por conducto de Carlos Peña para sellar con crueldad la desgracia del Atlante.
A los Potros se les presentó una nueva oportunidad para hacerse presentes en el marcador.
Otra vez, de penal. Michael Arroyo pidió el balón. Prácticamente le arrebató la opción a Mina, quien quería revancha por su falla anterior. Arroyo, con dejo de egoísmo, lo cobró.
Esta vez fue el portero de los Panzas Verdes, William Yarbrough, quien provocó la segunda frustración atlantista desde el fatídico manchón de penal.
Los equinos se fueron con desánimo al descanso. Se fueron molestos consigo mismos por no hacer válidos esos penales que eran oro molido en su lucha por no descender.
Sin embargo, al 46’ el mediocampista Manuel Viniegra empató el encuentro. Una minúscula recompensa a un esfuerzo que para los azulgrana pudo ser de tres puntos para seguir en pie de guerra por continuar en la Primera División. Pero ayer, con dos penales errados, el Atlante comenzó a sepultarse.