La emotiva imagen quedó guardada en la memoria colectiva: Tim Duncan, uno de los más grandes jugadores de todos los tiempos, consolaba con un abrazo al joven LeBron James, luego de que los Spurs de San Antonio completaron la barrida en las Finales sobre los Cavaliers de Cleveland.
Era la noche del 14 de junio de 2007, cuando los Spurs eclipsaron al nuevo astro en el firmamento de la NBA y lo mandaron a casa, cuestionándose su grandeza.
Quizá esa noche fue la que definió la carrera de James, quien dijo que tenía que ser 10 veces mejor para poder ganar un título.
Si el Rey LeBron mejoró tanto es un punto debatible. Lo que es incuestionable es que es mucho mejor de lo que fue hace seis años.
Con cuatro galardones al Jugador Más Valioso, dos Finales de la NBA y un campeonato, James brilla más que nunca y tiene al alcance la oportunidad de conquistar títulos consecutivos.
“Para eso vine aquí, para competir por el campeonato todos los años. Tomé un decisión difícil [en 2010, cuando firmó con el Heat]. Imaginé algo más grande como equipo, sacrifiqué muchas cosas, porque quería hacer algo especial con un equipo”, dijo LeBron James.
El año pasado, James fue el motor que impulsó a Miami al campeonato ante Oklahoma City.
Un campeonato más ayudaría a multiplicar el legado de grandeza de James y dejaría esa derrota ante los Spurs como un recuerdo borroso del pasado.
“Nos faltaban cosas”, dijo James, refiriéndose a esa final ante Spurs. “Nuestro equipo era muy bueno, pero no extraordinario. Perdimos ante un equipo que era mejor”.
Pese a toda la grandeza de James y los reflectores que alumbran a un Heat lleno de figuras, nadie puede subestimar a un equipo de San Antonio que opta por el bajo perfil.
“No diría que buscamos evitar la atención, pero tampoco es que la busquemos”, dijo el delantero de Spurs, Matt Bonner. “El pilar de este equipo es el liderazgo. Nos enfocamos en lo nuestro, que tenemos que cumplir con nuestra meta”.
Para ganar el quinto título de su historia, los Spurs tienen en su arsenal a Duncan, quien tuvo una temporada de renacimiento, y a Tony Parker, quien siguió con su línea ascendente y es considerado uno de los mejores guardias armadores de la NBA.
El argentino Manu Ginóbili batalló con lesiones, pero regresó para el cierre de temporada y, aunque no luce pleno, su aporte es importante.
los Spurs son dirigidos por Gregg Popovich, uno de los mejores estrategas de la historia.
Los Spurs —que barrieron en las finales de la Conferencia Oeste a Memphis— llevan una semana en espera del Juego 1 de las Finales.
“En los últimos partidos parece que dependen mucho de LeBron, pero eso no significa que vaya a ser así en la final”, dijo Ginóbili.
Eso lo sabremos a partir de esta noche en Miami.