Clairefontaine, Francia.— El centrocampista francés Moussa Sissoko aseguró ayer que su selección está preparada para tomarse mañana, en Marsella, la revancha de la derrota ante Alemania en los cuartos de final del Mundial de Brasil 2014.
“Queremos ganar a toda costa para clasificarnos a la final”, dijo Sissoko en una rueda de prensa, a dos días del Francia-Alemania por las semifinales de la Eurocopa. “Aquella derrota en los cuartos de final aún nos escuece”.
Alemania venció 1-0 a Francia hace dos años, con un solitario gol de cabeza de Mats Hummels. Los de Joachim Löw acabaron ganando el título.
“El equipo está más tranquilo que hace dos años y estamos teniendo buenos resultados. Ahora tenemos que demostrarlo en el campo. Ellos son los campeones del mundo y tuvieron buenas actuaciones, pero nosotros también y jugamos en casa, delante de nuestros aficionados”, dijo Sissoko, optimista.
“El jueves jugamos ante el rival que sobre el papel es el más difícil del torneo. Vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para alcanzar la final”, prometió.
“Aún no hemos jugado ante un rival como Alemania”, agregó el jugador del Newcastle, que ve el encuentro muy igualado. “Al 50-50”, calculó el jugador.
Griezmann, incuestionable. Es el ritual que Antoine Griezmann adoptó de sus técnicos y compañeros uruguayos desde sus primeros pasos con la Real Sociedad hasta llegar al Atlético de Madrid.
Se le puede ver antes de los partidos de Francia en la Eurocopa: baja del autobús y se dirige hacia el vestuario bebiendo de un recipiente de mate que lleva grabado su nombre. “No cambio mis costumbres. Siempre cargo un termo conmigo a donde sea”, dijo Griezmann antes de la final de la Liga de Campeones que disputó con el Atlético de Madrid.
Estos días, nadie en Francia se atreve a cuestionar los hábitos y capacidad del delantero de Les Bleus, que es el máximo anotador del torneo en la antesala de las semifinales de la Euro 2016.
Que si es muy pequeño (1.76 metros, 5.9 pies de altura). Que es muy frágil (67 kilos, 147 libras). Que sencillamente no era un ariete que infunde temor. Con cuatro goles en cinco partidos, el artillero de 25 años le ha tapado la boca a muchas voces incrédulas en el medio francés. Agencias