BARCELONA.— Lionel Messi actuó como suplente, sólo jugó media hora, y se retiró lesionado, en un partido que sirvió para que el Benfica quedara eliminado de la Liga de Campeones, tras empatar sin goles en el Camp Nou ante un Barcelona ya clasificado.
El técnico culé, Tito Vilanova, dejó en el banquillo a Messi para disgusto de su hinchada, que soñaba con ver al argentino alcanzar el récord de 85 goles anotados en un año natural, todavía en poder del alemán Gerd Müller, desde 1972. Pero lo que más traumatizó a la hinchada azulgrana es ver retirarse a su ídolo en camilla, con gestos de dolor en una rodilla.
Los médicos del Barcelona explicaron más tarde que Messi padece “una contusión ósea en la cara externa de la rodilla izquierda”, y su evolución marcará el tiempo de convalecencia, que se espera que sea breve, según comunicaron.
Todo estaba preparado para la fiesta de Messi, pero Vilanova sorprendió a todos al proponer la suplencia del argentino, quien se sentó en el banquillo junto a otros ilustres.
Dado que no se jugaba nada, Vilanova decidió dar descanso a más de la mitad de su equipo titular, incluyendo a Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Javier Mascherano y Sergio Busquets, por lo que no tuvo el empaque de otros duelos.
El Benfica, que sí se jugaba mucho, propuso ambición y buen juego en la primera mitad. Tan fue así, que en los 45 minutos tuvo más posesión de balón que el Barcelona, algo difícil de ver en los últimos años.
Y fue milagroso que no acabara la primera parte con un par de goles a su favor, pues sumó un buen número de ocasiones e hizo héroe al arquero José Manuel Pinto, el habitual suplente de Víctor Valdés.
Primero, Nolito mandó fuera el balón en un claro mano a mano y después Lima disparó para que Pinto desviara al palo. El Benfica lamentaría tantas ocasiones erradas.
A los tres minutos de la segunda parte se produjo la primera gran ovación de la noche, cuando Messi salió a calentar. Y fue como si la sola presencia del argentino en la banda sirviera para congelar al urgido conjunto portugués.
Porque a partir de esos momentos el equipo luso se vino abajo y el juego se endureció notablemente, por lo que escasearon las llegadas.
A media hora del final entró Messi en el campo ante el clamor de los 50 mil aficionados que acudieron ayer al Camp Nou. Pero el argentino no tendría suerte.
Mientras, desde Glasgow, llegaban noticias del triunfo 2-1 del Celtic ante el Spartak Moscú, lo que le daba el pase al conjunto escocés y echaba del torneo al Benfica. Así sucedería.
A cuatro minutos del final se produjo el drama en el Camp Nou, cuando en un intento de remate, Messi se fue al suelo con evidentes signos de dolor en una rodilla. Se retiró en camilla, ante el silencio de todo el estadio.
Ahí terminó el partido que se preparó como la fiesta de La Pulga y acabó con pánico, ante la retirada de la gran estrella, con las manos tapándose la cara.