Este no fue un fin de semana cualquiera. La ciudad de Querétaro, usualmente silenciosa y tranquila los domingos por la mañana, despertó ayer con el ambiente festivo del Querétaro Maratón 2013.

La sensación del evento magno del atletismo de fondo queretano, que ya se sentía en el aire desde las últimas semanas, creciendo en intensidad cada día, llegó a su punto pleno desde la noche-madrugada previa, cuando se agilizaron muchos de los trabajos de logística para la carrera.

Poco después de las cinco de la mañana, comenzaron a llegar los protagonistas de la competencia al punto de partida, mientras familiares y amigos apartaban su lugar en las principales calles del trayecto.

Una vez en marcha los corredores, no hubo calle del recorrido que no tuviera la presencia de gente vitoreando a sus corredores conocidos, aunque muchos también lo hicieron por el simple gusto de apoyar y disfrutar la carrera.

Como cada año, no faltó a quien se le hiciera tarde y no pudiera participar en el evento deportivo por no llegar a tiempo; lo que sí es de destacar es que un buen número de estos dormilones no regresó a casa sin antes quedarse un rato a ovacionar a los demás corredores.

Querétaro se convirtió por unas horas en una amalgama de porras y acentos diferentes, pues casi todos los estados de la República (y algunos países) estuvieron representados dentro y fuera de la pista.

La variedad estuvo presente también en la contienda; hubo de todo: playeras de equipos deportivos profesionales y máscaras de luchadores; superhéroes de la talla del Chapulín Colorado y Hulk, e incluso Santa Claus corrieron el Querétaro Maratón 2013. La cosa era participar, divertirse y, activarse.

En el carácter de los atletas también se rompieron géneros, pues mientras algunos iban totalmente concentrados en su tiempo, estrategia y hasta en el playlist de su reproductor, otros no dudaban en detenerse a festejar con el público o bailar al ritmo de la cumbia, banda sinaloense o grupo norteño.

Mención aparte merecen los verdaderos héroes de la jornada, cientos de personas que a pesar de las dificultades que les ha puesto enfrente la vida, hicieron a un lado sus problemas y se unieron al Maratón, ya fueran ciegos y débiles visuales, o recorrieran en camino en muletas o sillas de ruedas, siendo una vez más un ejemplo de vida para quienes teniendo todo (o al menos más que ellos) a favor, decidieron quedarse en casa.

También es de reconocerse al staff de la carrera, así como a los miembros de vialidad, seguridad pública, protección civil y servicios médicos y de hidratación, sin quienes la fiesta no habría sido igual. La organización se llevó un diez.

El éxito del Querétaro Maratón trascendió el plano deportivo y dejó un gran sabor de boca entre los corredores locales y foráneos, con lo que da un paso en la búsqueda de colocarse entre los mejores maratones del país.

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