SOCHI.— La tenista rusa Maria Sharapova y su compatriota Yelena Isinbayeva fueron dos de las figuras deportivas que encabezaron la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi.
En un suntuoso espectáculo, contemplado por 40 mil asistentes, el presidente anfitrión Vladimir Putin abrió el telón de la competencia, con una exhibición alusiva a la grandeza de su país y la esperanza por un futuro glorioso.
Vladislav Tretiak, un legendario jugador de hockey, e Irina Rodnina, tricampeona olímpica de patinaje artístico, prendieron el pebetero, para poner en marcha dos semanas de competencias invernales.
Putin cargó con la iniciativa de obtener el derecho de montarlos en esta ciudad, un centro turístico de verano en el mar Negro y próximo a las montañas del Cáucaso. Rusia gastó 51 mil millones de dólares para transformar a Sochi en un paraíso.
Apenas después de ponerse el sol sobre el Cáucaso, y a la ribera de la costa que bordea el estadio Fisht, la estrella de televisión Yana Churikova pegó un grito a la gente que aún trataba de acomodarse en sus asientos: “¡Bienvenidos al centro del universo!”.
Y así será durante las próximas dos semanas para los tres mil atletas que participarán en un total de 98 pruebas, batiendo récords en cuanto a asistencia y medallas.
La nota disonante de la apertura se produjo cuando uno de los cinco anillos olímpicos no se encendió, mientras se trataba de recrear una nevada.
Dmitry Chernyshenko, el jefe del comité organizador local, resumió el sentir de sus compatriotas: “Estamos en medio de ese sueño que se ha hecho realidad”.