Las mujeres dentro del Gran Premio de México tienen papeles fundamentales. Sin ellas, la fiesta de la Fórmula Uno en el país no tendría éxito.

Fernanda Martínez es aficionada al automovilismo desde que tiene memoria. En los 80 y principios de los 90, antes de que F1 abandonara la capital del país, iba a las carreras con su familia.

Desde 2015, es oficial de pista en el GP tricolor. Llena de orgullo, cuenta su historia a EL UNIVERSAL Deportes:

“Trabajé mucho para formar parte de este evento. Mi labor era dar lo mejor de mí y he demostrado que soy lo mejor, es un orgullo, como mujer y mexicana”.

—¿Qué hace una oficial?

—Somos los ojos de los pilotos para las cuestiones de pista. Mandamos señales a través de banderas para hacerles saber lo que pasa. Solicitamos, a control de carrera la ayuda que se requiera.

Lourdes Skipsey Nieto es la directora de operaciones del Gran Premio de México, responsable del éxito de la fiesta automovilística en el Autódromo Hermanos Rodríguez.

La administradora se encarga de cuidar hasta el más mínimo detalle del evento durante todo el año porque “hay que rediseñar y mejorar. No olvidemos que es un parque público y tenemos que estar enterados de lo que pase. Adecuar y ver qué mejorar en el terreno para saber qué servicios queremos dar, para que el aficionado disfrute más”.

Fernanda y Lourdes coinciden en que hoy el automovilismo abre las puertas a las mujeres.

“Hay muchas involucradas en puestos muy importantes en F1 y escuderías”, subraya Skipsey, quien invita a todas las mujeres que quieran participar en cualquier rama del automovilismo a buscar el sueño. “Ya hay una equidad, no nos traban. No hay algún estatuto que diga que por ser mujer, no puedes llegar”.

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