WIMBLEDON.— Cuatro caídas en sus primeras cuatro finales de Grand Slam no fueron suficiente para desmoralizar a Andy Murray, quien dejó atrás la injusta imagen de “perdedor” para convertirse en el nuevo héroe nacional del Reino Unido.
Orgulloso de haber nacido en la pequeña localidad escocesa de Dunblane, Murray se erigió como el primer británico en 77 años en alzar el título Wimbledon, tras derrotar al serbio Novak Djokovic por 6-4, 7-5 y 6-4.
Parte indiscutida del grupo de élite del tenis desde que se consolidó en el “top ten” en 2008, Murray tuvo la desgracia de convivir con figuras como el suizo Roger Federer, el español Rafael Nadal y luego Djokovic, que monopolizaron los Grand Slams en los últimos años.
Los torneos grandes fueron durante largo tiempo una barrera infranqueable para el escocés, que acumuló cuatro derrotas en sus primeras cuatro finales: una en el Abierto de Estados Unidos de 2008, dos en el Abierto de Australia en 2010 y 2011 y la más reciente en Wimbledon.
Vital en su carrera fue la contratación como entrenador del ex tenista checo-estadounidense Ivan Lendl, que al igual que Murray perdió sus primeras cuatro finales de Grand Slam, pero terminaría ganando ocho torneos grandes en su carrera.
El segundo del ranking dominó el juego desde el principio y logró un quiebre en el tercer game. Djokovic recuperó de inmediato, pero el británico volvió a quedarse con el servicio del serbio y cerró el parcial.
Diecisiete errores no forzados frente a apenas seis tiros ganadores no conformaban una ecuación ideal para Djokovic, que andaba de resbalón en resbalón luego de que la organización le pidiera cambiar antes de la final unas zapatillas que tenían más tacos de los permitidos.
Novak más agresivo en el segundo set y quebró para colocarse 4-1 arriba, pero rápidamente volvió a caer en las inconsistencias. Murray ganaba cinco de los seis juegos siguientes y quedaba a un set de la gloria.
El partido parecía estar en las manos del escocés cuando quebró en el inicio del tercero, pero los fantasmas que sobrevolaron en los últimos 77 años volvieron a hacerse presentes. Y Djokovic, acostumbrado a grandes batallas y remontadas, se colocaba 4-2 en un abrir y cerrar de ojos.
Murray, quien fue felicitado por la Reina Isabel II tras su victoria, volvería a reaccionar y encadenó tres games seguidos. Pero el destino tenía guardado un poco más de drama pues el británico desperdiciaría tres puntos para partido con el servicio 5-4 a su favor.
El público estaba al borde del infarto pero Murray mantuvo la calma y tras un tiro a la red cerraba el partido en su cuarto match point. Eran las 17:23 y años de presión que cargaban sobre sus espaldas se esfumaban en un segundo.