La FIFA dictó sentencia. Y fue inclemente contra Juan Carlos Osorio.
Ese momento de ira que sufrió el técnico de la Selección Nacional, en el que gritó y se mostró agresivo en contra de los árbitros árabes en el reciente duelo con Portugal en la Copa Confederaciones, le costó al colombiano una suspensión de seis partidos. Adiós Copa Oro.
A Osorio le habían salido baratos sus enojos. En el choque ante Nueva Zelanda en Rusia 2017, expresó hacia el cuerpo técnico rival la grosería: “mother fucker”. No hubo sanción.
Con el paso del tiempo, al apodado “predicador” le ha costado manejar el entorno hostil que suelen tener aquellos que se atreven a sentarse en el banquillo mexicano. Ricardo La Volpe, Javier Aguirre y Miguel Herrera tampoco supieron, en su momento, manejarse con serenidad ante los constantes cuestionamientos de la prensa.
La prensa cafetera considera que el estratega del Tri comienza a sentirse abrumado por los severos análisis que ha sufrido, pese a tener más del 70 por ciento de efectividad.
“Nosotros notamos que ya está desesperado, porque Osorio tiene muy buenos números con México y aún así le dan varilla [tunden]”, analiza vía telefónica Johnny Gutiérrez, periodista deportivo de RCN Radio Colombia.
“Por lo que convivimos con Juan Carlos cuando dirigía al Atlético Nacional no es de tener esos arranques. Lo bueno que pudiera tener en la táctica, lo echa a perder con sus actitudes”, añade.
La Federación Mexicana de Futbol no reveló si apelará el castigo al seleccionador tricolor. De aceptarlo sin mayores reclamos, Osorio estará media docena de partidos sin poder presentarse en la banca nacional. La ira ha sido la peor compañera en sus días aciagos.