GUADALAJARA.— Cuando el futbol está lejos de ser fino y la presión del descenso ahoga, la pelota parada se vuelve arma letal para inclinar la balanza. Desde el banderín de tiro de esquina, el Rebaño Sagrado ha encontrado sus dos primeros goles de la tarde, para concretar una goleada de 3-0 sobre Leones Negros, que representa oxígeno puro. Chivas tiene vida.
Guadalajara arranca el encuentro con la urgencia de un triunfo para respirar con tranquilidad en la tabla porcentual. Eso, aunado a la presión que ya hay sobre el técnico Carlos Bustos, provoca que el argentino ordene una modificación en el parado táctico: vuelve a la línea defensiva de cuatro hombres, con tres mediocampistas que permiten generar mayor número de opciones para los tres de ataque.
Así, Chivas protagoniza algunos de sus mejores momentos en lo que va del Apertura 2014. El Rebaño Sagrado muestra la intensidad que en otros duelos estaba ausente.
La Universidad de Guadalajara logra pararse mejor en el terreno de juego. No genera al frente, pero controla, al menos por el momento, el ímpetu rojiblanco. Los dirigidos por Carlos Bustos tienen más el esférico. Fernando Arce y David Toledo, quien regresa a la titularidad, son dos generadores constantes.
El partido se carga de un lado. Los Leones Negros carecen de resistencia. Un término muy futbolero: ni las manos meten. Omar Bravo recibe dentro del área.
Agoniza la primera parte, cuando el tiro de esquina viaja desde el costado izquierdo. En el corazón del área, Carlos Salcido salta y gana. El de Ocotlán, Jalisco, prolonga a segundo poste. Néstor Vidrio está en en el lugar preciso, a la hora adecuada. De cabeza, manda el balón a las redes. Gol del Guadalajara, al minuto 44.
En la banca, Carlos Bustos lo grita con euforia. Su equipo acaba de romper una racha de 409 minutos sin anotación. Por si fuera poco, el tanto significa un auténtico tanque de oxígeno para él, pues los rumores que han circulado en los días previos hablan de un posible despido en caso de no ganar este duelo pendiente de la tercera jornada.
Pero el futbol, dicho está, es un deporte de momentos.
Y en la segunda parte, la Universidad de Guadalajara encuentra el suyo. El recién ascendido es un equipo con carencias marcadas, pero con algo que poco se le pude cuestionar: mucho corazón. Con eso, le alcanza para meter en problemas al cuadro local.
Al 59’, Diego Campos cobra un tiro libre desde la esquina izquierda del área. Cerrado y con fuerza. Al travesaño. Se salva el Rebaño Sagrado. Y poco más tarde, un servicio atraviesa completamente el área hasta llegar a Andrés Ríos, quien mide la redonda para rematar como viene. Pelota con etiqueta de gol, pero Antonio Rodríguez se tiende para hacer un atajadón, al 66’.
Chivas vive sus peores momentos del encuentro. Ha cedido el esférico y pasa problemas en defensa, cada vez que el rival se aproxima a su arco. Sin embargo, cuando el futbol escasea, la táctica fija siempre es un factor que puede inclinar la balanza. Una vez más, aprovecha el tiro de esquina.
Ángel Reyna cobra desde el banderín por el costado derecho. Una vez más, hay un roce al esférico dentro del área, que permite se prolongue hasta el segundo poste, donde el recién ingresado, Carlos Fierro, empuja a las redes. El 2-0 para el Guadalajara, al 74’. El Omnilife se vuelve una fiesta que hacía tiempo no vivía. Se corean “olés”. La gente está contenta. El partido, sentenciado.
Guadalajara se adueña de los minutos finales. Un largo centro desde la izquierda es perseguido por Ángel Reyna. El refuerzo de lujo del Rebaño Sagrado salta y gana con la cabeza. Toca hacia Carlos Fierro, que remata como viene. Disparo potente. Al fondo. Golazo de Chivas, al 85’, que da forma final al primer triunfo rojiblanco como local en el Apertura 2014.
Tres puntos y un tanque de oxígeno para el técnico Carlos Bustos, quien se mantiene en el puesto gracias al resultado.
El conjunto tapatío respira en la tabla porcentual, pues deja a los Leones Negros en el fondo y se aleja a cuatro unidades del Puebla. El “¡Chivas, Chivas!” retumba. Los rojiblancos tienen vida.