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Es Sofía Arreola una pedalista que constituye ejemplo y referente en el ciclismo mexicano. Mujer de carácter terco y metas definidas. Carta fuerte para los Olímpicos de 2016.
“Lo tengo muy claro, quiero ganar una medalla en Río de Janeiro. No será nada fácil, pero las victorias saben mejor cuando cuestan más trabajo. He luchado mucho, a veces no he podido estar con mi familia, pero ellos entienden que debo perseguir mi sueño”, relató Sofía.
Lo dice sin titubeos, segura de que sus posibilidades de brillar en tierras cariocas son tangibles. No en vano obtuvo dos medallas en el pasado Campeonato Mundial en Bielorrusia este año.
Pero el camino, explica la regia, no ha sido nada sencillo. Desde hace dos años, cuando fue invitada a la escuela de la Unión Ciclista Internacional (UCI), la pedalista ha tenido que dedicarse de tiempo completo al deporte.
Guiada por su padre Rolando, Sofía pasa su tiempo entre la bicicleta y los campamentos, que a veces se prolongan por meses.
“Las concentraciones en Europa han ocasionado que no vea a mi familia, mis hermanas por más de cinco meses. Me absorben demasiado los entrenamientos, pero creo que al final todo ese sacrificio vale la pena con tal de conseguir momentos de triunfo tanto para mí como para mi país”, comentó.
Con la llegada de Arreola al ciclismo mexicano se rompió el ayuno de 10 años de no aparecer en un podio mundialista. Antes de ella, la última ocasión que se logró medalla fue en 2004, cuando Belem Guerrero cerró con un bronce en la cita de Australia.
“Apenas tengo 22 años y creo que voy a buen paso. Para mí sería un honor que con el tiempo me consideraran un modelo a seguir, como fueron Nancy [Contreras] o Belem”, dijo Sofía, quien también fue candidata para recibir el Premio Nacional de Deportes.
En el ocaso de 2013, la ciclista califica su temporada como una de las mejores de su carrera y un aliciente para el próximo año.
“Están los Centroamericanos y los Olímpicos de la Juventud, hay mucho que entrenar”.