Aguascalientes.— No conforme con tener en sus vitrinas metales dorados de Juegos Olímpicos, Campeonatos Mundiales, Juegos Centroamericanos y Panamericanos; la taekwondoín María Espinoza va por una hazaña más en su carrera: convertirse en la segunda atleta mexicana que sube al podio en tres justas veraniegas e igualar así al clavadista Joaquín Capilla.
Cuando se trata de retos mayúsculos, Espinoza rara vez queda a deber. Ayer, durante el control interno realizado en Aguascalientes, la sinaloense derrotó una vez más a su coterránea Briseida Acosta para convertirse en la seleccionada nacional en la categoría de más de 67 kilogramos para Río de Janeiro.
“Estoy feliz y consciente de que por mi trayectoria el compromiso es mayor. Yo me siento como si fueran mis primeros Olímpicos, pero lo cierto es que hay mucho en juego, como una tercera medalla”, dijo María, de 28 años de edad.
Sólo ella y la clavadista Paola Espinosa tendrán la oportunidad de emparejar a Capilla, quien subió al podio en Londres 1948, Helsinki 1952 y Melbourne 1956.
Ante la histórica posibilidad, Espinoza tomará precauciones para que nada frustre el sueño.
“Ahora más que nunca debo cuidarme, evitar lesiones y cualquier cosa que pueda poner en peligro mi participación. El objetivo es llegar al cien por ciento y añadir un logro más a mi palmarés”.
La seleccionada venció 6-3 a Acosta. Apoyada en su puño, estrategia que utiliza desde la implementación de los petos electrónicos, María se mantuvo cautelosa en los dos primeros rounds para volverse más agresiva en el tercero y definir enfrentamiento a su favor.
“Briseida también es una de las mejores del mundo, sabía que tenía que hacer un combate muy inteligente y de mucha concentración. En mi estrategia de pelea el puño es muy importante, porque con los nuevos petos es difícil que entren las patadas”.
La carrera de Espinoza ha tenido altas y bajas. Así como celebró el bronce en Londres, lamentó su eliminación en la primera ronda del Campeonato Mundial celebrado en Puebla en 2013.
“Hay que saber aceptar cuando se gana y se pierde. Lo que es importante es nunca perder de vista el objetivo principal, porque obstáculos hay muchos y debemos saber esquivarlos”, agregó.
Aunque tiene más de una década representando a México en competencias internacionales, la idea del retiro no pasa por su mente.
“Ahorita sólo estoy concentrada en dar lo mejor para Río de Janeiro, ya después me tocará analizar mi futuro”, agregó.
Espinoza es la única de los cuatro seleccionados que tiene experiencia olímpica, es por eso que pretende aconsejar a sus compañeros para tener una buena participación.
“Aunque igual que ellos los vivo como si fuera mi primera vez, creo que puedo platicarles sobre el ambiente que se vive para que lleguen seguros al tatami y no se achiquen ante nadie”.
La taekwondoín es la consentida del público mexicano, y espera la respalden en tierras brasileñas.
“Espero que todo el apoyo que tengo siempre sea el combustible para este nuevo reto”.
La otra cara de la moneda la vivió Briseida Acosta, quien aún no consigue descifrar la fórmula para vencer a María. Es la segunda vez que la también sinaloense cae ante su coterránea, quien también le arrebató la posibilidad de participar en los Juegos Panamericanos de Toronto el año pasado.
La frustración de Acosta se evidenció cuando ésta rompió en llanto tras la derrota.
Itzel Manjarrez (49 kg) también estuvo presente en el control interno, pero no tuvo que competir al no haber ninguna seleccionada nacional a su nivel.
“Ser la mejor ubicada en el ranking me dio cierta tranquilidad, por lo que he podido concentrarme en mi preparación. No quiero aventurarme a pronosticar una medalla, pero la experiencia que tengo me respalda para pensar que tengo buenas posibilidades”, afirmó.