Los Juegos Paralímpicos comenzaron este viernes en Pyeongchang, menos de dos semanas después de la clausura de los Juegos-2018, en un contexto de distensión diplomática inaudita entre las dos Coreas, así como entre Pyongyang y Estados Unidos.

Después de los espectáculos culturales y la danza, seguidos del desfile de los deportistas, el presidente surcoreano Moon Jae-in abrió oficialmente los Juegos Paralímpicos, con la llama ardiendo ya en el pebetero. Las pruebas comienzan el sábado, con los descensos masculino y femenino en el programa.

Hasta el 18 de marzo, cerca de 670 deportistas discapacitados pugnarán por intentar conseguir las 80 medallas de oro en juego en seis disciplinas; esquí alpino, snowboard, esquí de fondo, biatlón, hockey sobre hielo y curling.

Pero más allá de lo puramente deportivo, esta edición de los Juegos Paralímpicos podría suponer un nuevo episodio en la evolución de las relaciones entre las dos Coreas, mientras que el Norte participará por primera vez en unos Juegos Paralímpicos.

Después de dos años de escalada de las tensiones, estos últimos meses estuvieron marcados por un frenesí diplomático entre el Norte y el Sur en la zona desmilitarizada (DMZ).

A comienzos de semana, una eminente delegación de Corea del Sur acudió a su vecina del Norte, por primera vez en 10 años, mientras que una tercera cumbre intercoreana tendrá lugar a finales de abril en la cuidad de Panmunjom, en el centro de la DMZ.

Unos esfuerzos de apertura bien recibidos por el presidente estadounidense Donald Trump, quien aceptó el jueves participar en una cumbre histórica "de aquí a finales de mayo" con el líder norcoreano Kim Jong Un.

Sin desfile intercoreano

En los recientes Juegos Olímpicos de Invierno (9-26 de febrero), bautizados como los 'Juegos de la Paz', ya se vivió un acercamiento entre ambos países asiáticos, oficialmente en guerra desde 1953.

Además de realizar conjuntamente el desfile inaugural, las dos Coreas formaron un único equipo femenino de hockey. En total, 22 deportistas norcoreanos participaron en las pruebas deportivas.

La propia hermana de Kim Jong Un, Kim Yo Jong, acudió a presenciar el desfile inaugural, y una delegación norcoreana de alto nivel hizo acto de presencia en la ceremonia de clausura.

El presidente surcoreano, Moon Jae-in, dio incluso la mano a un general norcoreano considerado como "criminal de guerra" por la oposición.

Pero no todas las tensiones han desaparecido. Aunque una delegación norcoreana compuesta por dos esquiadores de fondo, cuatro deportistas ayudantes y otras 18 personas realizará su bautismo en unos Juegos Paralímpicos, las dos Coreas no realizarán el desfile conjunto en la ceremonia inaugural por falta de acuerdo sobre la bandera.

El punto azul, objeto de polémica

Seúl había decidido no utilizar la versión de la bandera en la que figuran unos islotes al este de la península, un pequeño punto azul en la bandera de la unificación. Según el Comité Paralímpico surcoreano, Corea del Norte "no puede aceptar el hecho de que no se incluya (las islas) Dokdo en la bandera unificada".

Esas islas están reivindicadas por Japón, que las denomina Takeshima. Durante los recientes Juegos de Invierno, en una entrenamiento del equipo reunificado de hockey de Corea, una bandera en al que se incluía ese punto suscitó la ira de Japón.

Seúl decidió no utilizar más esa versión de la bandera.

Más allá del reto diplomático, estos Juegos Paralímicos supondrán una nueva ocasión para los deportistas rusos para mejorar la reputación de su país, dañada por un vasto escándalo de dopaje de Estado.

Rusia también tiene prohibida su presencia en Pyeongchang, de igual modo que en los Juegos Olímpicos, pero 30 de sus deportistas paralímpicos fueron autorizados a participar bajo bandera olímpica por el Comité Paralímpico Internacional (IPC).

Una decisión que no fue bien acogida por todos, dado que dos de los 168 deportistas rusos que participaron en la reciente cita olímpica fueron excluidos por dopaje.

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