Ambos tienen un capo al mando de sus armadas ofensivas. Inclementes, Arjen Robben y Lionel Messi comandan a Holanda y Argentina, dos equipos que apuestan al ataque para llegar a la final de Brasil 2014. Sólo quedará un sobreviviente en Sao Paulo.

Se espera un duelo de cañonazos en la segunda semifinal mundialista. Entre ambos equipos suman 19 goles anotados hasta el momento.

La Oranje ha aprendido a ser metódica. Sin un juego tan espectacular que le rinda homenaje al futbol total, aprendió a ser práctica para obtener el triunfo y con una fe certera en la sabiduría de su director técnico Louis van Gaal.

Robben encabeza el vértigo holandés. Ha hecho tres goles, pero su aporte ofensivo provocó que su selección esté a un paso del encuentro por el título.

En cambio, como se esperaba desde el inicio de la Copa del Mundo, Argentina ha sido Messi y muy poco más. Depende en mucho de lo que haga su astro de 1.69 metros de estatura. Sus desbordes, goles, desequilibrio y asistencias han hecho soñar a su afición.

La Pulga se ha puesto, por breves momentos, los botines de Diego Armando Maradona. Como se lo ha exigido su nación futbolera, Messi ha cargado con el peso de su selección. Si Argentina ha llegado hasta la semifinal, es porque Messi no faltó a sus deberes de crack.

Pero a Leo le faltan dos partidos victorioso para acercarse a la imagen del mítico Pelusa y deshacerse de los cuestionamientos que le acechan.

Holanda prometió no intimidarse ante el habilidoso atacante y su punzada que suele resolver partidos a favor de los suyos.

Para los tulipanes, también significa sanar un dolor histórico.

Con el recuerdo de la final de Argentina 78, duelo en el que los locales se impusieron en tiempo extra y se coronaron campeones del orbe. Hoy se miden la Albiceleste y la Oranje: dos arsenales donde sólo uno sobrevivirá para retar a Alemania en la final.

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