Cuando era jugador, Abraham Nava fue parte de unos Pumas que marcaron una época y un estilo a finales de la década de los 80 y principios de los 90. Era un futbolista “entrón”, fiero, que metía la pierna fuerte para convertirse en un referente de la defensa central.

Ahora mira a Universidad, el momento de depresión por el que pasa y deja claro que el club se convirtió en “una mafia”, donde sólo entran los amigos de Alberto García Aspe, vicepresidente deportivo auriazul, y en el que hay que “cargarle la sombrilla” a Guillermo Vázquez, padre, hoy asesor técnico y antes director de Fuerzas Básicas felino.

“Mira, yo veo a Pumas, tengo un agradecimiento total con la gente que en su momento me dio la oportunidad de estar ahí. Pero, en general veo a Pumas con un gran nepotismo, se volvió un grupo de cuates, que no llevan a la gente capacitada, sino que se fue más al grupo de Toby, cuates de García Aspe, los cuates de Memo Vázquez, compadrazgos y veo a Pumas en una crisis total”, denuncia el ex zaguero, hoy entrenador en el Tec de Monterrey, campus Santa Fe.

Nava formó parte de los entrenadores en la cantera felina; sin embargo, salió de la institución por no tener que “bolearle los zapatos” a Vázquez Mejía, por lo que decidió ser un estretratega universitario, donde “tengo absoluta libertad, reconocen mi labor, reconocen mi trabajo, tengo un ambiente sano y estoy contento”.

“Sólo Dios sabe qué pasó [con el arquitecto], finalmente sigo dirigiendo a mis chavos, te queda una frustración, porque [Pumas] se volvió una mafia, tengo que decirtelo sinceramente. En el futbol hay mafias, malos grupos, el grupo de los cuates y llega esto, pero eso es el pasado, ojalá que le vaya bien a esa gente”, expone.

—¿Ves el fin de esas mafias dentro de Pumas pronto?

“Ya dependerá de los directivos si quieren terminar con esas mafias. Es un asunto de la gente que dirige Pumas, no estoy hablando del aspecto deportivo que está mi cuate [Antonio] Torres Servín [técnico auriazul], pero de arriba, si siguen con eso de poner a los cuates en los puestos, pues difícilmente va a progresar algún club”, lamenta el que fuera seleccionado entre 1991 y 1993.

Al momento de diagnosticar la actual problemática puma, Nava ve conflicto de fondo, como la calidad de los elementos de la cantera y la falta de pericia para la contratación de refuerzos foráneos.

“No salen chavos y los que salen no tienen la calidad suficiente o no se les da el tiempo suficiente, se vuelven viejos en los equipos. Ya debieron salir varios jugadores que están ahí, porque la producción está parada abajo y repercute en la institución. Tienen que contratar gente extranjera de mala calidad o conflicitiva y se viene todo eso que pasó con [Mario] Carrillo o con [Joaquín] Del Olmo”, recuerda.

Sin embargo, las “mafias” no son privativas de Universidad Nacional, sino del futbol mexicano en general, según observa Nava.

“En todas las instituciones han salido gente que dejan los grupos, tienes que tener un promotor, y quedar bien con alguien y no le dan chance. Esto de los equipos de la Primera División, de Fuerzas Básicas, todo está amafiado, difícilmente te dan chance, por más capaz que seas, prefieren tener gente que no sea capaz, pero que diga que sí a todo. Ése es nuestro México, nuestro futbol y todo lo que es el país”, reclama.

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