En alguna cancha del municipio de Ecatepec, Estado de México, no hace muchos años, se forjaban dos jugadores profesionales de futbol, uno hombre, otra mujer, pero ambos con la misma sangre, y desde esa localidad mexiquense saltarían a la fama con su talento, que los llevaría a Chiapas y Querétaro, a ella hasta Finlandia, vía Estados Unidos.
Son George y Charlyn Corral, hermanos que, desde su niñez y motivados por la pasión de su padre por el futbol, decidieron vivir de este deporte llevando una carrera ejemplar y llena de éxitos y reconocimientos.
La pasión por el futbol de George Corral le viene de familia, pues su padre era el entrenador del equipo del barrio y su hermana, Charlyn Corral, es seleccionada nacional y ha sido campeona con el combinado nacional femenil.
Corral empezó a jugar en el equipo de la colonia. “Fue primero en el barrio, ahora si que en el equipo de la colonia, y ya después a los 10 años llegué a Pumas, a las fuerzas básicas, estuve de los 10 a los 14 años y después me fui a probar al América, a los 15 llegué al América y ahí estuve hasta los 21 que fue cuando salí a Chiapas y de Chiapas a Querétaro”.
Corral llegó a Gallos en mayo de 2013, para el Torneo Apertura de ese año, proveniente de Jaguares de Chiapas, quienes a su vez lo tenían a préstamo por parte del América.
“Desde pequeño, creo que siempre fue mi sueño ser jugador profesional, mi papá es futbolero 100%, igual por eso salió así mi hermana futbolera también”, detalla el jugador albo.
Charlyn Corral juega en el Merilappi United en Finlandia. “Mi papá era el entrenador de los equipos nos metía juntos a jugar, ahora sí que fue ahí agarró su fogueo, ahí conmigo”, dice orgulloso George de su hermana en el extranjero.
Afirma que Charlyn mete la pierna duro. “Si siempre le gustó [entrar fuerte]. Ella empezó de defensa y se volvió delantera, yo empeée al revés, empecé de delantero y ahora soy defensa”.
Explica que “el futbol femenil ha avanzado muchísmo y mi hermana, yo creo, al principio agarró más nivel porque no existía tanta competencia femenil y ella jugó siempre con hombres, pero cuando llegó a femenil se le complicó un poco menos, pero el futbol femenil tiene alto nivel”, detalló.
Recuerda que a la escuela de su hermana, en Estados Unidos, en Kentucky, llegaron unos promotores y la llevaron a Finlandia.
George está orgulloso de su hermanita, quien “ya tiene, me parece, cuatro mundiales, no cualquiera tiene la suerte o la fortuna de jugar tantos mundiales en su vida, tiene 22, va a cumplir 23 años y estoy muy orgulloso de ella”.
Sin embargo, él también aspira a seguir los pasos de su consanguínea. “Creo que todo jugador debe aspirar a eso [a la Selección], yo estoy pensando mucho en estar ahí y trabajando paa estar ahí”.
Se describe como “un jugador que se entrega en cada partido, la verdad es que desde que salí de América creo que sigo creciendo y estoy creciendo aún en Gallos. En el equipo hay unión todos nos llevamos muy bien, eso es importante porque es tu medio de trabajo y son las personas con las que conviven día a día”.
Soltero, dice que si tiene hijos le gustaría que también se dedicaran la futbol. “Todo padre quiere que su hijo sea futbolista y mucho más uno que está viviendo de esto, quisiera que así fuera”.
Embajadora en tierras nórdicas
Charlyn Corral emigró en mayo pasado al futbol finlandés, donde llegó como refuerzo al equipo Merilappi United, de la Liga Femenil Finlandesa. La oportunidad llegó a través de la Universidad de Louisville, de donde se graduó como administradora de Negocios Deportivos.
Dos jugadores, unidos por una pasión: el futbol, que desde su infancia dominó su tiempo libre, pero además, su talento natural, herencia genética de los hermanos Corral, los ha llevado muy lejos y ganarse el cariño de los aficionados.