TIJUANA.— A lo largo de siete temporadas ha hecho un nombre vistiendo la franela de los Diablos Rojos del México. La tercera base ha sido resguardada con su número 13 regalando incontables atrapadas con las que ha deleitado a la afición.
El beisbol, y la vida, ayer le dieron la oportunidad de festejar su cumpleaños 37 justo en el lugar que lo vio nacer: Tijuana, Baja California. Óscar Robles jugó en su tierra en el primer encuentro de la serie en la que la Pandilla Escarlata actúa como local ante los Olmecas de Tabasco, en esta ciudad fronteriza.
Rodeado de sus compañeros de equipo, que lo festejaron con un pastel, el antesalista recalcó que antes de pensar en cualquier festejo por su onomástico, su prioridad es la fanaticada.
“Me siento contento, son cosas que hay que disfrutar al máximo, pero primero está la afición, que se merece ver un gran juego, que bueno que la gente de Tijuana va a tener la oportunidad de ver a los Diablos por seis días”, dijo Robles.
Óscar comentó que en el parque Gasmart, sede habitual de los Toros de Tijuana, lo estarían acompañando sus familiares y amigos.
“Mi esposa, mis hijos, mis papás, mis hermanos están aquí, pero primero estamos para dar espectáculo y ya después me iré convivir con ellos a cenar algo rico”.
El bajacaliforniano señaló que no deben existir pretextos para brindarse al máximo, esto en alusión a la gira que ha emprendido la novena capitalina y que los ha llevado a visitar Mérida, Cancún, y ahora Tijuana.
Robles se mostró sorprendido por la calidad del parque, ya que por las dimensiones (330 pies en las esquinas y 405 por el central) se presta para el bateo.