Las taquillas del estadio Azul lucen vacías. Pocos aficionados están al tanto de que todavía quedan entradas para el partido ante Monarcas Morelia. “Sólo se acabaron las cabeceras”, dice un policía que se encarga de custodiar el ingreso a las ventanillas. Incrédulos, algunos se acercan para verificar que, efectivamente, la noticia sea cierta. A los pocos segundos dejan el lugar con boletos en mano.
Conforme se acerca la hora del partido, llegan más seguidores de ambos equipos, pero no los esperados. Y es que el rumor que se dispersa como pólvora, es que la única forma de encontrar tickets es a través de la reventa, que aumentó los precios hasta en 200%. Muchos optan por dicha posibilidad, sin tener conocimiento de que aún hay en la taquilla del Azul.
Los revendedores se pueden encontrar por decenas a las afueras del inmueble. “Se los damos al precio”, dice una señora a un grupo de cuatro seguidores de La Máquina que, desesperadamente, buscan ingresar al inmueble. Después de minutos de una acalorada negociación, desembolsan poco más de mil pesos para poder observar el choque de ida de los cuartos de final.
Y es que, el compromiso levanta gran expectación. La buena racha de ambos equipos es la clave para que se vean pocos claros en la tribuna. El Azul presenta una de sus mejores entradas de la temporada, algo similar a lo sucedido durante el duelo de la jornada 16 ante Santos Laguna.
La convocatoria para el choque atrae a personajes públicos. Como si estuviera en campaña, Rafael Acosta recorre las calles aledañas al coso de la colonia Noche Buena. Juanito, como le gusta que lo nombren, rechaza que su visita sea para mantenerse vigente; asiste por ser un fiel seguidor de los celestes “desde que estaba [Miguel] Marín y [Alberto] Quintano”, recuerda.
En la cabeza porta su tradicional cinta tricolor, y una extra con los colores cementeros. “El equipo cerró bien, la verdad es que estoy ilusionado por lo que sucederá con el equipo en la Liguilla, muy contento porque hace mucho que no estaba así y no dudo de que el campeonato llegue pronto, creo que en este torneo podría darse”, apunta.
Juanito no se cansa de tomarse fotos con las personas que se acercan para saludarlo. Tiene que interrumpir la charla para poder estrechar la mano con las personas. Y antes de que se retiren, les entrega una tarjeta con sus datos personales, para que lo localicen en caso de que necesiten alguna ayuda. “Y es que soy el candidato del pueblo”, recuerda.