PACHUCA.— Las dos primeras fechas el Guadalajara ilusionó. Se dijo que con los jóvenes, aderezados con el pie veterano, serían la solución a la crisis arrastrada desde hace años. Chivas ilusionó.

Pero Pachuca lo volvió a su realidad. Victoria de 3-0, con un par de Ariel Nahuelpán y uno más de Hirving Lozano, que regresó a la senda del triunfo, después de dos derrotas consecutivas, a los Tuzos de Enrique Meza.

Y Chivas cerró una semana de pesadilla. La gira por Estados Unidos, con dos derrotas a cuestas, le cortaron el ritmo y después de ilusionar con su inicio, volvió a su realidad, a la fría realidad del descenso a donde debe volver a voltear.

Porque a pesar de que se juega bien, no hay gol y sin gol, no hay puntos.

Óscar Pérez sale de su área y habla con toda su defensa y media cancha. No se oye lo que dice, pero sus gestos son evidentes. “Abran el juego” se le adivina decir... Al tiempo.

El partido comenzó con un Guadalajara jugando a lo largo, saltándose las líneas para castigar los laterales ofensivos con los que intentó de inicio jugar Meza.

Resulta a medias

Chivas llegó con peligro, pero apareció un tal Óscar Pérez, al que llaman El Conejo, un veterano de 41 años.

Las atajadas del portero de Pachuca provocaron que los Tuzos sobrevivieran a la primera parte, una primera parte en la que fueron superados por la dinámica y velocidad del chiverío.

Después de la del inicio del juego, la que falló Carlos Fierro, vinieron otras de Gerardo Rodríguez, a la que Pérez detuvo por abajo. Una más de Bravo, a la que el mundialista aguantó firme. La última de De Nigris, la que el cuarentón resolvió gracias a su gran resorte.

Cerca del final de la primera parte, El Conejo salió de su área, acomodó a su equipo. “Ábranla”, se le adivinó decir y los Tuzos la abrieron por la izquierda, donde Gutiérrez centró justo entre Pereira y Salcido, justo a la cabeza de Nahuelpán, quien con remate con la cabeza abrió el marcador.

Carlos Bustos, técnico del Guadalajara, realizó cambios en busca de más parque para sus delanteros. La entrada de Sergio Nápoles mejoró la cara tapatía. Pero la pólvora siguió mojada.

Oportunidades creó el Guadalajara, pero el servicio o era muy largo, o muy corto, no fue exacto.

Lo que si fue exacto fue el contragolpe tuzo. Villalpando filtró a Ayoví, quien le puso un bombón a Nahuelpán para que marcara exacto el segundo tanto.

Chivas se descontroló. Perdió el estilo y la idea. Pudieron caer más.

Un desastre. Bustos realizó más cambios en busca del milagro. Lo que encontró fue la expulsión del Guamerucín, Alberto García, quien se fue expulsado con no más de quince minutos en el campo.

Ya en tiempo de compensación, Pachuca dio un baile al Guadalajara e Hirving Lozano anotó el tercero para redondear la goleada.

El Hidalgo, invadido por el chiverío, acabó siendo tuzo de nuevo, de un Pachuca que volvió por sus fueros y que devolvió a las Chivas a su realidad.

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