Fue la reivindicación de Silvio Romero con el americanismo. Así es la vida de los delanteros, solamente con goles es como pueden mantener una buena imagen ante su gente, y ahora le tocó al argentino, quien en otros partidos, había sido abucheado por la poca productividad frente al marco rival.
Y así, de la mano de Romero, las Águilas se mantienen como segundos de una tabla que ha comenzado a apretarse.
Miguel Herrera apostó por Diego Lainez en lugar de Cecilio Domínguez, aunque el movimiento tampoco fue un total desequilibrio para su causa. La clave, en todo caso, estuvo en el oportunismo de Romero, quien en las jornadas previas, había sido eclipsado por Oribe Peralta, a quien en esta ocasión le tocó, asistir y festejar en las anotaciones de su compañero.
El Veracruz, tan aguerrido como puede ser un equipo que pelea por mantener la categoría, lo intentó con Cristian Menéndez como su mejor carta a la ofensiva, mas la zaga americanista lo mantuvo a raya, lo mismo que al resto de los ofensivos escualos, no sin pasar algún susto que no llegó a mayores para su causa.
El despertar de Silvio vino rápido en el encuentro. Al minuto seis, recibió de Peralta y con poco espacio remató para abrir el marcador. El segundo de la noche cayó al 68’, en valiente jugada que concretó con palomita dentro del área chica. Doblete y a festejar.
Un par de descuidos defensivos del Veracruz los pusieron contra la pared y la expulsión de Kristian Álvarez ejemplificó la frustración de un equipo que nunca le hizo sombra al América, en la noche en que Silvio Romero revivió el romance con la afición azulcrema.