Islandia no falló y disputará por primera vez en su historia la fase final de una Copa del Mundo, tras sellar ayer su clasificación a Rusia 2018 al imponerse por 2-0 a Kosovo.
Liderado por Gylfi Sigurdsson, que abrió el marcador a los 40 minutos, y asistió a Johann Gudmundsson para establecer el definitivo 2-0 a los 68’, el conjunto islandés culminó con su boleto a Rusia, una de las historias más sorprendentes del futbol mundial.
La extraordinaria aventura de este pequeño país de poco más de 330 mil habitantes, que en apenas ocho años ha pasado de concluir como último de su grupo de clasificación para el Mundial de 2010 a lograr el pase a Rusia por delante de Croacia, Turquía o Ucrania.
Una espectacular progresión que vivió un antes y un después con la clasificación para la Eurocopa de Francia 2016, en la que alcanzó los cuartos de final, y su festiva afición se ganó el corazón de aficionados de todo el mundo.
Tras recoger un balón suelto en la frontal del área, Sigurdsson se zafó de su defensor con un recorte seco, que le permitió plantarse completamente solo a los 40 minutos delante del portero kosovar, al que batió (1-0) con un disparo cruzado.
Un gol que no evitó los sufrimientos del conjunto islandés, que vio cómo Kosovo se adueñó por completo del balón en el arranque de la segunda mitad.
Dominio estéril, ya que pese que los kosovares se acercaron con frecuencia al área local, no crearon ninguna ocasión clara de peligro.
Todo lo contrario a Islandia, que no desaprovechó una de sus escasas aproximaciones para sentenciar el triunfo con un gol de Johann Gudmundsson (2-0) a los 68’.
Un tanto en el que volvió a jugar un papel determinante Sigurdsson, que tras recibir un balón de Birkir Bjarnason, alcanzó la línea de fondo para asistir a un solitario Gudmundsson, que sólo tuvo que empujar el esférico para sellar un triunfo que permitirá a uno de los países más pequeños del mundo jugar todo un Mundial.