GUADALAJARA.— Un festejo y nada más. Poco futbol. Menos espectáculo. Tres puntos de oro para las aspiraciones. Sólo eso. Un gol de Rafael Márquez Lugo es suficiente. Chivas gana, pero a nadie convence. Su juego es más bien “capitalista”: busca el bien, sin importar cómo. El 1-0 sobre Pachuca tiene al Rebaño Sagrado en zona de calificación… aunque las dudas persisten.
No es que Chivas practique, durante el primer tiempo su mejor futbol. Pero en este deporte, a veces eso no es necesario para tomar ventaja. Basta con que el adversario carezca de intensidad.
Entre el conformismo inicial del Pachuca y la displicencia del Guadalajara, aparece la jugada diferente. Partidos cerrados se abren de dos formas: con un error o con una genialidad. El Rebaño encuentra un chispazo.
Adrián Cortés está en el campo, debido a la hospitalización de Miguel Ponce, una infección de amígdalas. Por izquierda, el refuerzo conduce y levanta la mirada. Manda un servicio largo hacia el área. Por arriba, Jesús Sánchez gana el salto. No tiene oportunidad de rematar, así que decide lo mejor: pone la pelota atrás para Rafael Márquez Lugo, quien llega de frente. El delantero dispara como viene. Potente. Decidido. La bola pega en el poste, recorre la línea y rebasa la frontera. Gol del Guadalajara, al 19’, tras una estupenda jugada.
El atacante corre detrás del arco para festejar. Recibe abrazos. Levanta la mirada. No encuentra a la barra. En su lugar hay butacas ocupadas por niños. El grupo de animación ha sido castigado por la directiva, luego de los incidentes violentos durante la visita de León. Hoy, los integrantes han pagado su boleto. Se organizan para reunirse en la misma cabecera sur, pero en la planta alta. Desde allá celebran.
El silbatazo final termina con la agonía de un partido de poco futbol y menos espectáculo. Para el Guadalajara se rescatan los tres puntos. Llega a 15 y es octavo, en zona de calificación. De ahí en más, nada qué recordar del encuentro ante Pachuca.