Son unos Pumas con freno de mano, sin garra ni ideas. Predecibles son sus incursiones, lento el traslado del balón. Por eso, las consignas contra José Luis Trejo, cuya resonancia alcanza a Mario Trejo, el vicepresidente universitario.
“¿A quién le gusta perder en su casa? No estamos contentos con eso”, explota el técnico felino al término del duelo en el Olímpico Universitario, donde Atlas se impone 0-1.
Tercera derrota consecutiva, que amarga el domingo a miles de fanáticos universitarios. Por eso, los reproches, los gritos y consignas, todas contra los dos Trejo.
“Ninguna opinión. Hay gente que tiene muchos intereses y hasta ahí, nada más. No me quiero meter con la afición, la respeto mucho”, ataja José Luis, decidido a soportar las quejas de la multitud que, sedienta de morbo, pide su “cabeza”.
La racha toma tintes de crisis, porque los Pumas se descomponen. Parecen incapaces de generar opciones de gol. Abusan del pelotazo y todo eso empalaga de aburrimiento a los 20 mil 264 fanáticos, adormilados entre toque y toque, bostezo y bostezo.
Armado atrás con Van Rankin, Marco Palacios, Verón y Fuentes, el cuadro de Trejo carece de salida, porque se le carga la chamba a Romagnoli y Cabrera en la recuperación, mientras Cortés olvida el talento que alguna vez exhibió y El Hachita Ludueña camina, sin apetito de triunfo. Los dos en punta se suman al aburrimiento general. Britos y Sosa desaparecen por la falta de balones.
Conocedor de las carencias que atormentan a los Pumas, Tomás Boy ordena y desespera. La trampa está en los pies de Maikon Leite. El veloz artillero desperdicia las ocasiones de peligro y eso brinda respiro a los fanáticos capitalinos, al menos al término del primer lapso.
Mas el tormento crece en el complemento. Sobre todo, a partir del gol de Arturo Alfonso González. El mediocampista, de buen trato de balón, se abre paso entre cuatro felinos y en el minuto 55 incursiona por el centro, a pase de Caballero, para enseguida superar al guardameta Alejandro Palacios.
El conjunto auriazul, rasurado en su cantera, carece de fuerza para reaccionar. Ya no se puede apelar a la velocidad que aportaban los chamacos. Los “fósiles” que contrataron descubren lentitud.
De ahí que no haya capacidad de reacción en el resto del trámite, por eso los abucheos del público.
“Tampoco me siento a gusto”, admite José Luis Trejo. Pero ¿hay crisis? “No, no creo. Perdimos y hasta ahí”, resume el estratega, quien ante el riesgo de que lo cesen, admite. “En el futbol, todo es posible y normal”.