Las sonrisas y bromas resultan eternas durante la práctica de la Selección Mexicana en el estadio Nissan, donde se enfrentará a Estados Unidos. Es la camaradería de un grupo que se siente a gusto con el hombre que está al frente, ese que ha abierto un poco más la puerta de la permanencia en el banquillo nacional.
A Ricardo Ferretti lo llena el uniforme tricolor. Después de todo, es su hábitat, por lo que sólo pone tres condiciones para quedarse en el puesto durante todo el proceso al Mundial Qatar 2022: unanimidad de los propietarios de clubes, que la Federación Mexicana de Futbol pague su cláusula de rescisión y el club norteño lo indemnice. El “sí” personal parece estar dado.
“Los jugadores [me apoyan] porque son unos barberos. Si no dijeran eso, se pondrían la soga al cuello”, bromea el Tuca. “Ya llevo cinco generaciones de futbolistas. Algunos de los que están aquí ni habían nacido cuando ya había llegado a México”.
“Con los directivos, conozco a varios y espero, si se da, tener una junta para hablar con todos y ojalá haya unanimidad, porque dicen que la Selección es el equipo de todos y, si es así, que los mejores jugadores estén siempre para el equipo. No quiero que después digan que no quieren que me lleve a tal o cual jugador”.
Su discurso ha mutado.
No es más el Ogro Bigotón que prefería ser barrendero a director técnico nacional. “La única opción es que Tigres me despida. Ustedes ya saben porqué me quiero quedar, por el apoyo que me han dado. Si Tigres me despide, no me quiero quedar desempleado, y entonces sí tocaría la puerta [de la FMF]”, admite. “Sí hay cláusula [de rescisión]. No sé la cantidad”.
Pero... “quiero cumplir mi contrato. Ya estuve, ya participé [en la Selección]. Si se da, que bueno. Sería por otras razones, y sí me gustaría. No me pongo antes que nadie, aunque sí puedo ser una pieza de ayuda para lograr lo que la Federación quiere”, finaliza.
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