Planea llegar hasta el fin del mundo sólo para cumplir el trámite. Miguel Herrera está convencido de que el drama acabará en el césped del Azteca, ese que se ha regado con lágrimas de frustración todo el 2013.

La Selección Mexicana ha ganado uno de los cinco partidos que ha jugado este año en Santa Úrsula (tres empates y una derrota), pero su entrenador pronostica que el Monstruo de las 100 mil cabezas rugirá pasado mañana, impulsado por una remasterizada versión de su huésped favorito.

El Piojo promete que la bochornosa reclasificación ante Nueva Zelanda quedará sentenciada después de los 90 minutos jugados en la capital.

“Lo haremos acá. Estoy seguro de que en México vamos a sacar una diferencia que nos haga ir tranquilos a Wellington a finiquitar nuestra obra”, presume el carismático timonel, en entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL. “Es la idea, porque vamos a aprovechar todas nuestras condiciones”.

“Por algo decidimos una Selección totalmente local, con futbolistas acostumbrados a jugar en esta altitud, a los horarios... Ahora sí haremos valer con todo nuestra casa”. Recinto que, adelanta, volverá a atestiguar el idilio de la selección con su pueblo.

Miguel anticipa que “va a jugar ofensivo... Con el equilibrio que le debemos dar. Hemos trabajado en la defensa en ataque, en replegarnos cuando el rival tenga la pelota”.

No ofrece un marcador, mas admite que “iría muy tranquilo, con más de cinco [goles]. Sabemos que ya no es fácil golear, pero sí queremos buscar la mayor cantidad que se pueda”.

“No nos volveremos locos para ir por el quinto, cuando no hemos metido el primero”, vaticina. “Tenemos 90 minutos en México y 90 en Wellington. Es un partido en dos tiempos y estaremos concentrados para que la cantidad de goles sea suficiente para pasar al Mundial. Por obligación, tenemos que estar ahí”.

Con una escala, de trámite, en el fin del mundo.

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