Cuando Carlos Sánchez sufrió el infarto cerebral en las instalaciones del Nido de Coapa, el Club América garantizaba respaldo incondicional hacia su entonces defensa azulcrema, mientras él se debatía entre la vida y la muerte.
“El dueño de la empresa mencionaba que el apoyo iba a ser total para mí”, rememora Carlos en entrevista con EL UNIVERSAL. “Cuando me encontraba a Emilio Azcárraga Jean en el Estadio Azteca, de igual forma me reiteraba el compromiso de que me iban a seguir ayudando de manera incondicional”.
Hoy, el ex futbolista sostiene dos demandas contra las Águilas. Una desde 2012 a nivel laboral y otra aplicada en este 2015 por la vía civil, en la que alega “negligencia médica”. En paralelo, Sánchez tiene demandada a la Federación Mexicana de Futbol por ser “omisa en la regulación de estatutos” en torno del tratamiento de este tipo de lesiones.
Carlos recuerda que en la época de las promesas y los compromisos, el popular club azulcrema le había garantizado darle tratamiento a través del Teletón, situación que nunca se produjo. “Al principio me ofrecieron hasta las instalaciones del Teletón, porque contaban con el equipo más avanzado. Sólo me lo ofrecieron, pero nada más. Esa fue una mentira más”, relata dolido.
“No entiendo por qué ellos, que se jactan de ayudar, provoquen una lesión a una persona sana y luego le nieguen el apoyo. Una persona a la que ellos le provocaron una discapacidad, la traten ahora de esta manera y la obliguen a recurrir a estas instancias”, reprocha Sánchez, molesto por el trato recibido.
Asimismo, Carlos acusa a Thelma Herrera, quien funge como abogada laboral de varios futbolistas, por haberle facilitado las cosas a la causa americanista. “Ella tenía una relación con los directivos y así fue. Les ayudaba para que yo aceptara convenios a favor de la empresa”.
En un principio le hicieron aceptar contratos de dos años. El último fue en 2010, ya con percepciones muy por debajo de lo que recibía como futbolista. En 2012, el jurídico de la empresa le dijo que “habían cumplido totalmente conmigo, cosa que no es cierta”, comparte.
En todo ese proceso, los minicontratos variaron de razón social. “Ya no era el Club América, sino otras las que me pagaban, como Televisa Talento y después Corporatel S. A. de C. V. De esas empresas outsourcing, que son las que se encargan del área administrativa, jardineros y demás empleados del club”, explica.
“A raíz de un golpe tuve una lesión en la carótida, lesión con 80% de riesgo de infarto cerebral. Yo les exterioricé mi dolencia, pero Yon de Luisa me dijo que se me iba a quitar, que confiara en ellos. La verdad es que no me atendieron debidamente. Fue de manera superficial e irresponsable, lo que derivó en el infarto cerebral que sufrí en 2008”, remata Carlos, aún a la espera de que el club amarillo cumpla con todas sus promesas.