Guadalupe, NL.— A la tristeza que hay en el seno de los Rayados por la final perdida, se le anexa que no podrán desintoxicarse de la derrota, ya que deberán quedarse en la ciudad, sin días de descanso, dado que aún les queda una final por disputar. La de la Copa MX.

El juego definitivo en contra de Pachuca, será el jueves 21 en la cancha de Rayados, cuando los Tuzos hayan regresado de su participación en el Mundial de Clubes.

Así que no habrá mucho espacio para descansos. La moral no está para entrenar. Acabando el juego, los futbolistas de Monterrey se dirigieron cabizbajos hacia el túnel.

Nadie habló con nadie, no hubo reclamos al árbitro ni tampoco a los jugadores rivales.

Ricardo Ferretti fue el único que los consoló, ya que Antonio Mohamed, su técnico, desapareció de inmediato de la banca.

El Tuca le dio la mano a cada uno de los jugadores regios, reconociendo su esfuerzo en la derrota. “La verdad es que comprendo que estén tristes, es muy fuerte que el rival te gane en tu casa, pero así es el deporte”.

“Los felicito, hicieron un gran torneo, fueron los mejores en todo, pero nosotros fuimos mejores en la final”, dijo André-Pierre Gignac, delanteros de los Tigres.

Al final no hubo sucesos que lamentar. La afición de Rayados, después de quedarse muda por la derrota de su equipo ante el odiado rival, se proclamó en aplausos, reconociendo la superioridad manifiesta, resignándose a la derrota.

Ahora deberán ver la Copa como un consuelo a la derrota en Liga, pero para eso deben esperar 11 largos días, mucho tiempo para meditar y poner en orden las ideas, y quién sabe, a lo mejor ese tiempo sirve para curar las heridas con las que salieron después de haber perdido la final.

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