Era 9 de marzo. Raúl Gutiérrez se ‘enganchó’ en Twitter al grado de insultar a los aficionados de Rayados que le pedían que convocara al defensa César Montes.
“Ya, regios dejen de llorar”, expresó el técnico de la selección olímpica en su cuenta @Potropegaso21. Un aluvión de críticas de los usuarios de redes sociales le cayó encima.
El ‘Potro’ salió como perdedor. Tuvo que ofrecer disculpas, pero no ha sido el único que ha sido víctima de sí mismo en las redes.
“En las redes sociales hay reglas de etiqueta como en los medios tradicionales. Si eres una figura pública y cometes un error, se amplifica mucho más”, señala Fernándo González Climent, comunicólogo y experto en relaciones públicas.
“Tienes que aguantar vara, porque la gente reacciona a lo que dices. Existe un fenómeno que cuando eres famoso y te contestan, sientes que eres igual y te empoderas. Debes tener claro a qué provocaciones vas a responder”, añade el socio director de la Agencia Cuadrante Estrategia y Comunicación.
Cuando era entrenador del Tri Mayor, Miguel Herrera publicó mensajes a favor del Partido Verde en plena veda electoral y se ganó la animadversión del púbico. Oribe Peralta y Marco Fabián cometieron el mismo yerro que el hoy estratega de Tijuana al publicar mensajes con contenido similar.
Las ‘faltas’ a la etiqueta de las redes no paran ahí. Giovani dos Santos subió una fotografía a Instagram donde se le observa sin playera, ingiriendo directo de una botella de vino y con la Copa Oro —conquistada por México el año pasado—.
Luego, el propio delantero del Galaxy de los Ángeles, junto a su hermano Jonathan y el portero Guillermo Ochoa, expresó su apoyo al ‘Piojo’, después de que este último le propinara un golpe al comentarista, Christian Martinoli en el aeropuerto de Filadelfia.
“Grande @Miguel HerreraDT, ya cierralo [sic] @martinolimx...”, comentó Gio en aquel momento.
Tomás Boy, técnico de Cruz Azul, constantemente les ‘pegaba’ a personajes del medio futbolístico como Damián Álvarez, hasta que cerró su Twitter, y hasta Carlos Reinoso se ha enfrascado en discusiones con seguidores del Veracruz.
Casos que terminan por repercutir en la imagen de los involucrados y en sus patrocinios.
“Por más que estés privadamente loco y pienses cosas en contra de los homosexuales o alguna minoría, no puedes salir a ventilarlo, porque los patrocinadores buscan gente, líderes de opinión con una imagen limpia, que no discrimine. Te puede costar muy caro si despotricas en contra de algo en las redes sociales”, resalta González Climent.
Cuando un personaje deportivo ‘incendia’ la red, impacta también a la institución a la que representa.
“Te tiene que quedar claro que no es una opinión a título personal. Es un error pensar que puedes opinar de manera individual, máxime cuando representas a una organización mayor. Claro que afecta”, refiere el expecialista.
El consejo para los equipos o las selecciones es que se deslinden de inmediato de los subordinados que cometen alguna pifia en las cuentas personales para no sufrir daños mayores a su imagen.
“Por eso salen a desmentir, para decir que perenganito es algo personal, que no refleja el punto de vista de la institución a la que representa”, explica el comunicólogo.
EL UNIVERSAL intentó contactar a Santiago Baños, director deportivo de Selecciones Nacionales, en torno al uso de las redes sociales de los integrantes de los distinos combinados, tricolores sin embargo, no atendió la llamada.