La aparente tensión que se vivió hoy entre el segunda base venezolano, José Altuve, y el presidente estadounidense, Donald Trump, marcó la recepción presidencial en la Casa Blanca al equipo de los Astros de Houston, campeones de la Serie Mundial de béisbol de las Grandes Ligas el pasado año.
El venezolano Altuve, Jugador Más Valioso (MVP) de la Liga Americana, se mantuvo serio a lo largo del discurso de Trump, con quién experimentó un momento incómodo al final del acto oficial en el Ala Este de la Casa Blanca.
Al acabar su discurso, Trump se giró para dar la mano a varios jugadores, como Josh Reddick o George Spinger, ambos situados cerca de Altuve, quien mantuvo las manos en sus bolsillos al ver que el Presidente procedía a saludarles.
Este episodio ocurrió después que Trump felicitara al "asombroso" Altuve, según palabras del Presidente, que bromeó con la estatura del venezolano (1,68 metros).
"(Altuve) es mucho más alto de lo que pensaba", dijo el mandatario entre risas.
En esta ocasión, Trump y el segunda base sí encajaron las manos, aunque la cara de Altuve siguió siendo seria.
A pesar de mantener un posado sobrio, el segunda base venezolano decidió asistir al evento, algo que sus compañeros de equipo puertorriqueños, Carlos Correa y Carlos Beltrán, no hicieron.
Correa, ganador del Novato del Año en las Grandes Ligas de béisbol, fue la ausencia más destacada de los Astros, que excusaron la falta de su mayor promesa asegurando a Efe que tenía "compromisos familiares".
"En el vestuario nunca se habló de la posibilidad de no acudir a la recepción, que es un honor, pero cada jugador es libre de hacer lo que quiera", apuntó en declaraciones a los medios Josh Reddick, que fue el jugador encargado de dar a Trump una camiseta de los Astros con el número 17.
El otro ausente, Beltrán, reconoció su malestar con el gobierno federal por cómo han manejado hasta el momento la recuperación de Puerto Rico tras el devastador paso del huracán María el pasado mes de septiembre.
"No hay duda de que estoy decepcionado y no soy el único", indicó en febrero Beltrán, ahora retirado, al anunciar que no iba a acudir a la Casa Blanca en motivo de protesta.
Estas dos ausencias y el latente malestar de Altuve, sin embargo, fueron los únicos peros de la visita de los Astros de Houston a la capital estadounidense.
"Menudo equipo... Nuestros Yankees (el equipo de béisbol New York Yankees que Trump apoya) fueron un equipo muy duro pero vosotros lo fuisteis un poco más", dijo Trump al iniciar su discurso, en el que felicitó al conjunto tejano por una "espléndida" temporada.
El Presidente recordó lo importante que fue el título de campeones para los ciudadanos de Houston, una urbe que fue sacudida en agosto por el huracán Harvey, que causó la muerte de 88 personas.
"Quiero agradecer a todos los miembros de los Astros que pasaron tiempo con los desplazados en refugios, trajeron alimentos y suministros a todo Texas y más allá y les dieron millones de dólares de sus sueldos", señaló el mandatario.
Desde la llegada de Trump al poder, las tradicionales visitas de los campeones nacionales a la Casa Blanca han pasado a ser una cuestión controvertida.
Los Golden State Warriors, últimos campeones de la NBA, decidieron dar plantón al Presidente estadounidense y declinaron su invitación el pasado mes de septiembre por tener malestar con determinadas políticas de Trump.
Por otro lado, varios jugadores de los Eagles de Filadelfia, recientes campeones de la liga de fútbol americano (NFL), ya han anunciado que no acudirán a la recepción presidencial por desavenencias con Trump.