La vida le ha dado golpes tan severos que los de Brian Viloria ni le dolieron. Juan Francisco "Gallo" Estrada ya era un campeón antes de arrebatarle los cetros mosca de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) al hawaiano, el pasado fin de semana.
Perdió a dos "madres", trabajó como ayudante de albañilería y jardinero para apoyar a su familia y poder estar junto a sus hermanos, Javier, Syrli Briseida y José Luis.
Juan Francisco (23-2, 18 KO) nació el 14 de abril de 1990 en Puerto Peñasco, Sonora. Pronto tuvo su primer encuentro con la tristeza.
"Nací en Puerto Peñasco, pero a los siete años, tras el fallecimiento de mi madre [Angélica Romero], mis hermanos y yo, el menor de todos, nos fuimos a vivir con mi tía Lupita. Mi padre ya no estaba con nosotros. Ella, mi tía, fue quien nos crió, nos apoyó en todo. Allí estudiamos la primaria y la secundaria", relata el doble monarca.
El boxeo era para Paco, sólo esparcimiento, pero pronto se convirtió en su única esperanza de progreso.
"Desde los 9 años comencé a boxear. Mi hermano José Luis se inscribió a un gimnasio cuando estaba en sexto de primaria, yo estaba en quinto. Él quería aprender defensa personal para que no quisieran hacer de las suyas los otros chavales. Él me llevaba y fue allí cuando dije: ‘Yo también quiero boxear'. Pero nunca pensé que sería mi carrera", rememora Estrada.
Entrenaba arduamente en el gimnasio, y en casa cooperaba con lo que podía para no ser una "carga".
"Antes, yo me iba a trabajar con el esposo de mi tía. Él es albañil, por lo que yo le ayudaba a las tareas de la construcción, a la jardinería y demás cosas que salieran", dice El Gallo, quien a los 15 años de edad se marchó a Hermosillo como seleccionado de Sonora. Un par de años después sufrió la pérdida de su "segunda madre", cuando murió su tía Lupita Romero.
Juan Francisco dejó la escuela para dedicarse de lleno al pugilismo. Tuvo una brillante carrera como amateur, mas no cumplió el sueño de competir en Juegos Olímpicos.
"Me fue muy bien en el terreno amateur: tuve tres medallas de oro y una de plata en la Olimpiada Nacional. Mi récord fue de 94-4 y más de 50 nocauts. Mi sueño era poder competir en unos Juegos Olímpicos, pero nunca conté con el apoyo para integrarme a la Selección Nacional en la ciudad de México. Entonces fue cuando decidí, a los 18 años, ser profesional".
Entrón y bravo, características del pugilismo que pregona Juan Francisco, le valieron para acuñar el apodo de El Gallo tras su segundo oro en la Olimpiada Nacional. Lo adoptó con gusto.
Estrada tiene cinco años como púgil profesional y el sábado venció a Brian Viloria (32-4, 19 KO), el mismo que ha doblegado a 19 mexicanos, entre ellos a Ulises Archie Solís, Hernán Tyson Márquez y Omar Niño.
"Preparamos la estrategia contra Viloria tres meses, lo estudiamos mucho, fue excelente. Viloria era el verdadero Devorador de Mexicanos y me siento muy contento de haberle quitado la rachita de vencer a mis paisanos. Brian se burló de mí, pero arriba del ring, le demostré quién era mejor y le quité los dos títulos", comenta El Gallo.
Desde los 15 años, Estrada prometió que sería campeón. Los títulos se los dedica a su mamá y a su tía. Cumplida la meta, sus objetivos ahora son mayores y luchará por ellos.
"Ahora, mi objetivo es entrenar mucho más duro para retener mis cetros y poco a poco consolidarme como uno de los mejores libra por libra del mundo", expresa Juan Francisco, quien ya desea regresar a Puerto Peñasco para ver a sus hermanos y celebrar con ellos con una mariscada.