El verde se acentúa en los pasillos, en las tribunas y también en la formación militarizada que ejecuta el Ejército Mexicano sobre el césped del Estadio Azteca. No, no es algo común previo a un partido de futbol.

En vez de arrancar el encuento en punto de las 19:00 horas, como estaba pactado, en ese instante un contingente de soldados hace sonar los tambores, mientras un tridente de aviones surca el cielo y, atrasito, otros tres helicópteros, tambien de corte militar, aparecen por encimita del Coloso de Santa Úrsula, ya para entonces con 70 mil aficionados.

Es el centenario de la creación del Ejército, presente en el partido eliminatorio entre México y Costa Rica. De ahí que la banda de música entona los himnos de ambos países. Para ello ha sido necesario recurrir a la embajada tica en nuestro país, la que accede al pedido.

Sin duda, resulta histórico para los más de ocho mil seguidores centroamericanos que acuden al Azteca, que una banda militar entone su himno, cuando en Costa Rica no existe ejército.

El programa se recorre debido a que el seleccionado visitante arriba a las 18:00 horas, apenas con una hora de anticipación al inicio del compromiso. De ahí que el silbatazo inicial se produce 13 minutos después de lo pactado. El retraso del representativo que dirige Jorge Luis Pinto obedece a que ha sido víctima del tráfico de la Ciudad de México, tal como le ocurrió al Monterrey, en la pasada Liguilla del Clausura 2013, precisamente en este escenario contra el campeón América.

El numeroso grupo de fanáticos ticos sorprende al ocupar una buena parte de la cabecera sur del inmueble, mientras que la invasión mexicana tarda en producirse. Las tribunas tardan en ocuparse hasta pocos minutos previo al comienzo del partido. Al final, la asistencia resulta numerosa, y no faltan quienes lucen sarapes, sombreros de charro y hasta pelucas o bigotes postizos.

En la cancha, Costa Rica propone y desafía al atorado equipo tricolor. Los “¡oles!” de los visitantes incomodan a la multitud, que apenas se animan con los trazos largos, pero improductivos del equipo de casa. Por eso, el balón que El Chepo de la Torre intenta dominar con la cabeza, en un pelotazo hacia la banda, provoca el repudio de algunos, quienes reprueban el destello del estratega con abucheos.

Los cuatro ajustes que ordena el timonel mexicano son prueba de la necesidad de goles y puntos, carentes en el hexagonal final de la Concacaf. Gerardo Flores, Héctor Herrera, Pablo Barrera y Aldo de Nigris saltan a la cancha como titulares, en vez de Severo Meza, Gerardo Torrado, Javier Aquino y Giovani dos Santos, quienes iniciaron en el último choque, en Panamá.

Al final el espectáculo se lo lleva la banda de música del Ejército Mexicano y los aviones y helicópteros que se pasean por entre las nubes capitalinas. Sí, ellos anoche se llevaron las palmas y dieron el espectáculo que le hace falta al futbol del Chepo, por lo que un nutrido sector de la tribuna incluso pidió su cabeza.

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