Era difícil encontrar un juego tan politizado en la Concacaf como el México contra Estados Unidos. Y sí, el duelo de anoche en el Estadio Azteca tuvo tintes diplomáticos.
La coincidencia entre las fanaticadas fue el repudio a la intención del presidente Donald Trump de construir un muro fronterizo entre ambos países.
“En principio, es una estupidez. Yo vivo en Los Ángeles y, ahí, hay gente de todos lados: México, El Salvador, Costa Rica. No existe ningún problema. Es un país de inmigrantes”, describió Gonzalo, aficionado del cuadro estadounidense.
“Además, nadie sabe quién lo va a pagar y de dónde va a salir ese dinero. Va a terminar de los impuestos de todos”, añadió.
Los visitantes del vecino país del norte accedieron a posar con carteles en contra del polémico mandatario. Había jóvenes con playeras tricolores, en la explanada del coso, con imágenes de Trump y la leyenda “¡Pu...!”. Gustosos, los “American Outlaws” —integrantes del grupo de animación del combinado de EU— abrazaron a sus pares mexicanos.
Resistieron las provocaciones de la fanaticada local y hasta rieron con las playeras, con el dedo medio de la mano levantado, con insultos contra Trump.
Esas prendas, vendidas por los comerciantes en la explanada del Coloso de Santa Úrsula en 100 pesos, resultaron la evidencia inequívoca de que la protesta en el futbol también es una mercancía.
“Trump es mi presidente. Y lo será por cuatro años. Hay que respetarlo por el cargo que tiene”, manifestó Marshall, admirador del contención Michael Bradley.
“Pero no creo que el muro sea la solución a un problema. Hay mucha gente que llega a mi país a producir”, admitió.
Los mexicanos presentes en el Azteca sí ocuparon un discurso más beligerante que el de los estadounidenses. Quienes portaron la playera tricolor sí se han sentido agraviados por la iniciativas antiinmigrantes del presidente de Estados Unidos.
“Ellos quieren una muralla para que no lleguemos a allá. Pero saben que no pueden impedir que entremos así como así”, dijo, envalentonado, un fan del Tri disfrazado de Pancho Villa. Recordó que “a nosotros nos dicen que perdimos la mitad del territorio. Yo les digo que se acuerden de Columbus, cuando Villa los invadió”.
Otros fans de México dejaron sentir su coraje con improperios cada vez que veían a un personaje con la playera del estadounidense.
Les hicieron sentir su desprecio, pese a que los seguidores de EU también están en contra del polémico muro fronterizo.
Iniciativa estéril. Los aficionados mexicanos continúan con el grito “¡pu...!” que la FIFA ha considerado homofóbico. Pese a los intentos del sonido local y las pantallas del Azteca para inhibirla, los asistentes no dejaron de utilizar esta palabra en cada despeje del guardameta estadounidense Brad Guzan.
Hubo aficionados que portaron playeras con esa palabra, la cual ya le costó siete multas a la Federación Mexicana de Futbol.