En las buenas y en las malas, ahí está José de Jesús Corona. Señalado al extremo de la sátira, luego de cometer dos errores costosos en los tropiezos contra Honduras y Estados Unidos, el guardameta del Cruz Azul reconoce que falló, pero también recuerda que en otros pasajes futbolísticos ha rescatado a la Selección Mexicana con sus atajadas. Un simple ejercicio de memoria que hoy pocos le reconocen.

“Bueno, el futbol es de momentos también. Como en algunos pasajes se me ha elogiado, hay que aceptar también la crítica y reconocer que como futbolista y ser humano me he equivocado y no queda de otra más que trabajar en las fallas, en buscar ayudar a los compañeros”, asegura Chuy, entrevistado a las afueras de un hotel cercano al aeropuerto capitalino, luego de un tribulado arribo por la presencia de tantos medios de comunicación en la terminal 1.

“En verdad me tiene muy molesto el no poder ayudar a mis compañeros en este momento, el no poder haberlo hecho en estos dos partidos. Sé que tengo que seguir adelante, con la frente en alto y prepararme, eso va a ser lo más importante”, añade.

“La verdad que ha sido como una bola de nieve, que ha crecido de a poco”, dice, a la vez que experimenta un sentimiento “de impotencia y frustración”, porque “dejamos de hacer cosas, pero somos conscientes de que hay que seguir adelante”.

Corona se resiste a perder la fe y considera que es posible alcanzar aún el boleto directo al Mundial, antes que ir a la repesca: “Esperemos que se combinen los resultados y se puede todavía tener la posibilidad de entrar directo, no es nada descabellado, aunque también existe la posibilidad de entrar por repechaje”.

El portero apuesta por sus fortalezas y asegura que “no es tiempo de lamentarse ni de agachar la cabeza, sino de trabajar y levantarse, porque tenemos dos partidos en puerta en la eliminatoria, los cuales hay que ganar a como dé lugar”.

Eso sí, de pasadita, asegura que “nosotros [los jugadores] somos los culpables de que se hayan tomado esas decisiones [en contra de Chepo y su cuerpo técnico], porque hemos dejado hacer cosas. Nos dolió, claro, pero tenemos que darle vuelta a la página y cerrar filas”, comparte, al tiempo que opina sobre el posible arribo de Víctor Manuel Vucetich: “No es nuestra decisión, es de la directiva y de los dueños. Esté quien esté, uno tiene que ponerse siempre a tope para estar en óptimas condiciones”.

Otro que se hallaba en el lobby del hotel, Christian Giménez, reprocha: “Uno se siente con una deuda enorme con esta gente, con este país, con lo que pasa. Con esto, uno pierde fuerza, pero tengo una familia y mucha gente que me apoya”, asegura, con su pequeña hija en sus brazos.

“Duele mucho por la gente, por el país. Viene una fecha muy importante [16 de Septiembre] y perder de esta manera, duele mucho. Pero estos momentos, mucho más allá de replantearse las cosas, hay que tomar valor y hacerles frente”, destaca.

Tras lo sucedido, admite, “anímicamente, el equipo se cae, pero debemos asumir el rol y asegurar que México debe levantarse y ganar los partidos que quedan”.

No se arrepiente de haberse naturalizado y, mejor aún, aclara que no es ninguna vergüenza clasificar a través de la reclasificación. “Nos jugamos mucho más que la carrera y que el futbol. Esto es de orgullo”.

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