Las manifestaciones raciales que expresó un sector de la tribuna auriazul contra el futbolista ecuatoriano Christian Benítez, durante el partido América-Pumas, celebrado el sábado pasado en el Estadio Azteca, ha causado otra “herida” que ya atiende el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, a decir de su presidente, Ricardo Bucio, quien espera una reacción inmediata de parte de la Federación Mexicana de Futbol sobre el particular.
En entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL, el titular del Conapred mostró su preocupación por el hecho de que sea nuevamente la afición del Club Universidad Nacional la que se manifieste así, precisamente por lo que reviste la institución.
“Creo que es muy lamentable que algo que ya ha pasado en distintas ocasiones en el futbol europeo y sudamericano esté ahora reproduciéndose en México, por parte de la tribuna en nuestro país. Ya había pasado anteriormente por parte de la misma porra del equipo Pumas y la directiva había hecho un pronunciamiento público contra estas expresiones, un llamado a la misma porra de su equipo, del Club Universidad, para evitar insultos racistas o discriminatorios por cualquier motivo y además para tener un trato digno y respetuoso con el equipo contrario”, explicó.
Bucio consideró que amén de la intervención del Conapred en el asunto, “hay una acción que tiene que venir de la Federación Mexicana de Futbol”. Recordó que “el reglamento que se modificó el año pasado establece una prohibición de discriminación por cualquier motivo, ya sea por algún sector, como los jugadores, los directivos o la propia afición”, dijo.
“Hay una cuestión que corresponde a la federación hacer en términos correctivos sobre esta situación en particular, pero también una proactiva, que debería ir en la línea de lo que la FIFA ha ido trabajando en los últimos años”, propuso.
En su Reglamento de Sanciones, la Femexfut establece, en el Artículo 3, del tercer apéndice, que en el caso de los espectadores: “Si en el transcurso de un partido, los seguidores de un equipo despliegan pancartas con leyendas o inscripciones de contenido racista y/o que denigren al ser humano, la Comisión Disciplinaria sancionará al Club local con una multa de 5 mil 600 días de salario mínimo y la obligación de que dispute su siguiente partido oficial a puerta cerrada”.
En el Artículo 4: “Los espectadores que cometan una infracción por racismo y sean identificados serán sancionados con la prohibición de acceso al estadio, al menos por 2 años”.
Y en el Artículo 5: “Si los jugadores, los integrantes del cuerpo técnico, los oficiales, los clubes o los espectadores observan un comportamiento que sea de alguna forma racista o que denigre al ser humano, conforme a lo estipulado en el artículo 1 del presente apéndice, se descontarán automáticamente, en el caso de la primera infracción, 3 puntos al equipo del que se trate, siempre que pueda identificarse fehacientemente al infractor”.
En el caso del siguiente artículo: “En los partidos en los que no se otorguen puntos se descalificará el equipo de que se trate, siempre que no pueda identificarse fehacientemente al infractor”.
Sin embargo, el reglamento es tan ambiguo que parece no aplicar en ninguno de los casos, pues aquí se trataba de la porra visitante y la multa de 360 mil pesos no procedería.
También resultaría muy difícil identificar a los miles que emitieron ruidos de monos para aplicarles la sanción de dos años y en cuanto a la descalificación del equipo, ésta se dio en el terreno deportivo.
“La FIFA tiene una campaña contra el racismo que lleva varios años y ha tenido momentos fuertes, como fue el Mundial de Sudáfrica, y ahora tiene un grupo de trabajo importante, en donde el propio presidente de la FIFA ha dado inicio al trabajo de este grupo, enfocado al combate al racismo y a la discriminación. Entonces creo que esas son dos cosas que corresponden a la FMF. Por nuestra parte, analizaremos la situación y veremos el día de mañana [hoy] si corresponde abrir una queja o procedimiento, que evidentemente tendría que ver con el Club Universidad y con su propia porra”, resaltó Bucio.
De igual forma, lamentó el antecedente que de por sí ya arrastra la porra auriazul: “Hay dos hechos ya en que se ha visto involucrado este equipo anteriormente. La primera, una queja expresamente contra jugadores, en el año 2010, y después, el año 2012, donde intervino directamente la directiva reconviniendo a la porra del equipo. Ahora se da por tercera vez y es una cuestión que hay que analizar, detener y aprender”.
El primer caso que observó Bucio data del Bicentenario 2010, cuando en un partido de cuartos de final, los jugadores de Pumas, Marco Palacios y Darío Verón emitieron insultos raciales contra el panameño Felipe Baloy, integrante del Santos. El propio Baloy había sido maltratado por la afición lagunera en 2006, cuando entonces militaba en el Monterrey.
Y en otro partido contra los santistas, el cruzazulino Rogelio Chávez insultó con tintes raciales al colombiano Carlos Darwin Quintero.
“Los jugadores son líderes de opinión, el futbol es lo que más se ve en nuestro país, se oye más que los mensajes políticos, se conoce más que las leyes, se difunde más que programas culturales, o puede tener más impacto en la población que ciertos contenidos educativos. Entonces hay una responsabilidad grande que tienen todas las personas involucradas en este deporte, con acciones de difusión de mensajes, que puedan ser aprovechadas con respeto, ética y responsabilidad social”.