RÍO DE JANEIRO.— Brasil tiene muchas obras pendientes, tanto en estadios como en aeropuertos o redes de telefonía, cuando falta un mes para que ruede el balón en el partido inaugural de la Copa del Mundo 2014.
Tres estadios, los de Sao Paulo, Curitiba y Cuiabá, todavía están sin terminar a estas alturas y cerca de la mitad de las 12 sedes necesitan hacer grandes inversiones de última hora en obras de urbanización e infraestructura, entre muchas otras cosas.
Uno de los recintos que más preocupa a la FIFA es el Beira-Río de Porto Alegre, donde están inacabadas las obras de urbanización en torno del estadio y la zona del estacionamiento.
Pero sin duda, el estadio más atrasado en los trabajos, la Arena da Baixada de Curitiba, celebrará su primer partido oficial de prueba mañana, entre el Atlético Paranaense y el Corinthians, aunque sin la capacidad completa, pues aún faltan de instalar más de 10 mil asientos.
Del mismo modo, cuando lleguen a Brasil, los aficionados se encontrarán con obras en varios aeropuertos, entre éstos, el de Río de Janeiro y muy probablemente el de Cuiabá, que ostenta el poco honroso título de ser el peor.
En Fortaleza se está instalando una terminal de pasajeros temporal, con una enorme tienda de lona de mil 200 metros cuadrados, dada la imposibilidad de concluir a tiempo las obras de ampliación del inmueble.
El aeropuerto internacional de Guarulhos en Sao Paulo, el más importante del país, inauguró el domingo una terminal, en la que se registraron varios problemas, como la falta de bancos para sentarse y atrasos en la entrega de equipajes.
La operación de los aeropuertos, lo que incluye el embarque y la gestión de los equipajes, es el mayor atolladero, según reconoció recientemente el ministro de Deportes, Aldo Rebelo.
El público total de los 64 partidos del Mundial rondará los 3 millones de personas y, según cálculos oficiales, se espera que viajen al país unos 600 mil extranjeros.
Otra de las principales preocupaciones de la FIFA y el Gobierno es la instalación de las redes de telefonía y datos, atrasada en seis estadios, según admitió el ministro de Comunicaciones, Paulo Bernardo Silva.
A pesar de la enorme cantidad de problemas en todos los ámbitos, que han llevado al secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke, a decir que la organización del campeonato fue “un infierno”, el Gobierno insiste en que el que iniciará el 12 de junio será el “Mundial de los mundiales”.