Desde 1993, el ganadero Luis Felipe Ordaz trasladó al Rancho La Monja la ganadería Ordaz, que en sus inicios se ubicaba en el municipio de El Marqués y que debutó en una novillada en la Plaza México en 1970.

Desde el 2005, Carlos Enrique Ordaz, tras el fallecimiento de su padre Luis Felipe, tuvo la responsabilidad de echarse a los hombros la administración del lugar, algo que le permitió conocer a fondo todo lo relacionado con la crianza de toros.

“La ganadería lleva alrededor de 22 años, es una ganadería que inició mi papá, Luis Felipe Ordaz Martínez, con toros de Javier Garfias aunque después metió un porcentaje de Pepe Garfias, un porcentaje mínimo, pero nosotros no nos hemos querido salir de esa tesitura, pero desde que muere mi papá tenemos la visión y la tarea de refrescar con la misma sangre y con la misma línea de don Javier pero es una ganadería joven a comparación de otras ganaderías.

“Es una ganadería que ya que tuvo cuatro corridas importantes al año, en provincia le ha ido muy bien y cuando pasó lo de mi papá nos dimos a la tarea de recortar ciertos vientres, por eso ahora lidiamos una o dos corridas al año y es por eso que a bajamos el ritmo”, explicó ‘Quico’ Ordaz, quien además es abogado de profesión.

En exclusiva con EL UNIVERSAL Querétaro, Ordaz González habló de las complicaciones de la crianza del toro bravo, para aportar a la fiesta brava ejemplares de calidad para la lidia.

“Son muchas, te podría hablar de cuestión económica y de tiempo, pero yo creo que lo más importante es que tenemos que ser pioneros y buscar cosas positivas y mejores para la fiesta, que ha venido evolucionando de manera muy significativa, hoy tienes que mandar toros atléticos donde tienen que aguantar un desgaste impresionante, pero tenemos que evolucionar tanto en el manejo como en la nutrición del toro”, apuntó el ganadero.

Aceptó que se necesita tener la cabeza fría a la hora de la selección de las vacas vientre para buscar un buen resultado, pues en una mala elección se iría por la borda el trabajo de varios años.

“Como dijo un gran ganadero ‘las ganaderías se hacen matando vacas’, yo tengo que sentarme y ver el trío de una tienta, porque si yo dejo una vaca que no llene todos los requisitos me perjudica no en un mes si no en cuatro años, los ganaderos tenemos que ser de una mano muy dura y una mente muy fría”.

Actualmente, la ganadería Ordaz es pequeña a comparación de otras en el estado.

“Nosotros somos una ganadería muy chiquita, tenemos alrededor de 79 vacas de vientre y mi intención es llegar 150 vacas, tampoco quiero más, es muy difícil deja tú el mantener sino poder ligar con el toro y poder hacer experimentos, es mejor tener poco pero bueno que tener mucho y no saber de lo que se trata”, detalló.

La pasión por la fiesta brava, hizo que ‘Quico’ Ordaz asumiera la responsabilidad de hacerse cargo de una ganadería. “Nosotros tuvimos que dar la cara en el año del 2005 cuando yo tenía 15 y mi hermano 18 y mi hermana Ana Laura 21, fue un golpe duro pero hoy en día te puedo decir que es lo que más me apasiona en la vida y lo que yo hago al interior de la ganadería, haciendo ligas diferentes, intentando mezclar ciertas cosas, cuando tenemos resultado positivo se siente una satisfacción tremenda”.

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