Los boxeadores profesionales ganan millones de dólares cuando llegan a la cima, algunos saben administrar la abundancia, pero otros despilfarran el dinero hasta quedarse sin nada.
Julio César Chávez, el gran campeón mexicano, tuvo su periodo de fiesta y adicciones, como él mismo lo ha reconocido.
En su libro American Son, Oscar de la Hoya narra que, poco antes de la primera pelea, durante el tour promocional, se disponía a salir muy temprano a correr cuando vio a “La Leyenda” llegar al hotel, dando tumbos al salir de una limosina.
Al mismo “Golden Boy”, ya retirado, le han tocado episodios bochornosos: fue arrestado a principios del año por manejar en estado de ebriedad.
En Estados Unidos eran famosas las francachelas de Mike Tyson, quien llegó a ganar, según cálculos, más de 100 millones de dólares, que se esfumaron en fiestas, coches destrozados y demandas de mujeres, como Desiree Washington, por una supuesta violación.
Floyd Mayweather también ha sido visto constantemente en fiestas.