Los recuerdos se agolpan en la mente. Surgen inevitables las anécdotas. Y por un momento, vuelven aquellas imágenes de triunfo y controversia. Es el aniversario 45 de la inauguración de los Juegos Olímpicos de México. Fecha memorable que hasta hoy, se mantiene como la más importante en el deporte nacional.

Pletórico, el estadio Olímpico Universitario se convirtió en la sede de la inauguración aquel 12 de octubre de 1968. Fue Enriqueta Basilio la primera en rubricar un instante sublime. Sin uniforme oficial, con apenas un short y playera de entrenamiento, la atleta y estudiante de sociología en la UNAM encendió el pebetero de la justa del olimpismo mundial.

En la pista, más de cinco mil atletas contemplaron la ceremonia de apertura. Millones más lo siguieron por televisión. México daba el banderazo de salida a una justa en la que los anfitriones lograron la histórica cosecha de nueve medallas, tres de ellas de oro.

“Nadie me dijo qué debería hacer allá arriba junto al pebetero. Tuve que usar mi uniforme de entrenamiento y hacer lo que me pareció que estaba bien. Fue una experiencia inolvidable”, recuerda con emoción Queta.

Nueve héroes mexicanos dieron lustre a los Juegos.

Felipe El Tibio Muñoz, conmovió hasta las lágrimas a los asistentes a la alberca olímpica Francisco Márquez. Con apenas 17 años, el jovencito logró la medalla de oro en una disciplina en la que hasta hoy, México no ha conseguido figurar. Metal dorado en 200 metros pecho de natación. Gloria nacional, orgullo tricolor.

Los púgiles Ricardo Delgado y Antonio Roldán también se convirtieron en campeones olímpicos. Ellos, contra todos los pronósticos, lucieron en el ring.

José Pedraza (caminata), Álvaro Gaxiola (clavados) y Pilar Roldán (esgrima), aumentaron la cosecha nacional con tres medallas de plata. Maritere Ramírez (natación), Joaquín Rocha (boxeo) y Agustín Zaragoza (boxeo), añadieron tres bronces más.

Estados Unidos fue el líder en el medallero general (45-28-34), la entonces Unión Soviética fue segunda (29-32-39) y Japón se ubicó en tercer lugar (11-7-7).

Algunas leyendas comenzaron a forjarse en aquel México 68. Entre ellos, el estadounidense Bob Beamon, quien logró una marca de ensueño con 9.98 en salto de longitud. Jim Hines fue el primero en romper la barrera de los 10 segundos en los 100 metros planos. Qué decir de los elegantes y precisos trazos en los escenarios deportivos diseñados del finado arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. El legendario nadador Mark Spitz consiguió sus primeras medallas olímpicas en nuestro país.

De los momentos emotivos, Vera Caslavska se convirtió en “La novia de México” por su empatía con la afición nacional, mientras que Tommie Smith y John Carlos hicieron gala de su valentía en el olímpico universitario.

Más de cuatro décadas después, los medallistas y personajes principales de los Juegos se desempeñan en diferentes roles. Algunos, como Joaquín Rocha laboran como entrenadores, otros tienen negocios propios y uno de ellos, Felipe Muñoz, dirige la Comisión de Juventud y Deporte del Senado de la República.

Octubre, mes para el festejo, tiempo de reflexión y recuerdo. Motivo para volver a vivir, aquellos, los controvertidos Juegos Olímpicos de México 1968.

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