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LAS VEGAS.— La Dinamita no estalló y la historia se esfumó. Conseguir el cinturón welter, el anhelado quinto campeonato absoluto y el pedazo de historia en el pugilismo mexicano y mundial, se esfumó para Juan Manuel Márquez como lo hizo su rival Timothy Bradley, cada que Dinamita intentó dominarlo con su pegada.
Juanma Márquez (55-7-1, 40 KO) y Bradley (31-0, 12 KO) conocían a la perfección la clave que llevaría a cada uno a la victoria, pero finalmente la juventud y velocidad del estadounidense rigió para retener por controversial decisión dividida el fajín de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y con ello su inmaculado récord profesional.
Márquez, frustrado por el resultado en contra (115-113, 112-116 y 113-115), criticó la labor de los jueces.
“Ya son seis robos arriba del ring, cuando no se necesita llegar al nocaut para que te otorguen la victoria. Yo siento que hice una buena pelea, llegamos bien preparados y lo demostramos. No sé qué pasará en mi futuro”, opinó el mexicano, quien afirma que no necesita noquear a todos sus oponentes para terminar con el puño levantado al concluir sus afrentas en Las Vegas.
“No siempre salen las cosas como uno las plenea. Los jueces vieron otra cosa. No siempre tienes que noquear para ganar. Me volvieron a robar. Venimos a ganar, pero los jueces hicieron de las suyas”, agregó.
El trabajo de velocidad que tanto presumió Juan Manuel como carta principal para el combate, quedó inservible ante un hombre que a base de piernas y movimientos de cintura lo hizo fallar. Desplazamientos hacia las esquinas de Bradley fueron casi imposible de cerrar para un Márquez que apostó en demasía a su movimiento lateral acompañado por upper de derecha.
Los puntos y la decisión de los jueces se inclinaron del lado del peleador estadounidense. Un Dinamita que únicamente se encargó de explotar en la parte final de cada uno de los rounds y un Bradley que entendió que no era necesario encarnar una guerra para salir con el brazo y el cinturón en todo lo alto.
Los 40 años de edad cobraron factura para el cuatro veces campeón del mundo. Las piernas ya no hilaban como su cerebro quería mandar para cazar al campeón. La fortaleza de su pegada no cimbró a su rival en turno.
Bajo el canto de olé del público tricolor, el capitalino acertó con la zurda en repetidas ocasiones durante el combate. La preocupación de la pegada del Dinamita mantuvo en constante defensiva a Bradley, quien apostó por su velocidad y piernas para capotear a un voluntarioso Juan Manuel.
Cómodo en su plan de pelea, Bradley dominó la segunda parte de la batalla. No sólo entendió los tiempos, sino que se encargó de envolver poco a poco al mexicano en su estilo de pelea, poco ortodoxo. E incluso, al final de la batalla, por poco manda a Dinamita a la lona.
La estampa que dejó Márquez en diciembre pasado, al noquear a Pacquiao, pudo ser el momento más alto de su brillante carrera que, por la edad, está en descenso.