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Amsterdam.— La tomó fuera del área, miró alrededor, tuvo tiempo de sobra, apuntó y disparó. Fue gol. Así, Carlos Vela volvió a la Selección Nacional. Con el regreso del ‘hijo pródigo’ vuelto un ‘crack’, México logró un triunfo histórico al derrotar a una de las potencias futbolísticas: Holanda, por 2-3 en el Amsterdam Arena.
Triunfo que no es revancha por lo ocurrido en el pasado Mundial de Brasil; que tampoco sirve para burlarse del ‘villano favorito’ Arjen Robben, pero es una victoria que vale para ensalzar, para poner a México otra vez en la órbita futbolística por un tiempo, porque por un rato se hablará de este triunfo, se hablará del nivel de Vela, se escribirá de que hay esperanza en un proceso aceptable hacia el Mundial Rusia 2018.
Nada más. No se ganó la guerra ni se vengó lo del Mundial. Eso ya es historia escrita y no se borrará.
Vela anotó su primer doblete con el Tri y Javier Hernández selló la victoria con su gol 38 en la Selección, en tanto que por Holanda, que se encuentra sumida en una crisis, marcaron Wesley Sneijder y Daley Blind.
¿Qué se puede destacar del equipo nacional? Casi todo. Y el casi es por las fallas comunes y vicios que arrastra el equipo mexicano de toda la vida, como no ‘matar’ en el momento adecuado, confiarse de más cuando aún falta mucho tiempo para hacerlo; en las desatenciones defensivas y en esa mala costumbre de sufrir cuando se tiene todo para gozar.
Pero sin duda hay que destacar a Vela. Tres años y siete meses después, volvió al Tri, y pareció que nunca se fue, que nunca se negó a jugar, que nunca estuvo envuelto en la polémica.
Bastaron ocho minutos para dar cuenta de su calidad. Tomó el balón fuera del área y anotó un golazo al portero Tim Krul, el mismo a quien le anotó en las semifinales del Mundial Sub-17 de 2005, torneo que lo catapultó a la fama.
Y no sólo fue el gol, también fue la forma en que se movió en el campo, cómo se quitó rivales, cómo daba pases y hasta cómo golpeaba al contrario. Apenas al minuto 10, ya había mandado a Vlaar a la banca.
Claro, Holanda trató de despertar, y ¿quién más lo podía hacer? Robben, el volante del Bayern Munich desquició a la defensa mexicana. Aldrete fue quien lo sufrió, pero él mismo lo resolvió con maña, con fuerza y con ayuda de sus compañeros.
Memo Ochoa resolvió bien los ataques a su meta. Tiros de larga distancia fueron bien defendidos, y cuando fue superado ahí estaban Alanís o Herrera para despejar el balón.
Quizá en el gol del empate, al inicio de la segunda parte, Ochoa pudo hacer algo más, el tiro de Sneijder fue muy lejano, pero quien sí reaccionó fue Miguel Herrera. El ‘Piojo’ demostró oficio al romper su formación, pasar a línea de cuatro al ingresar a Jesús Corona, y el ‘Tecatito’ de inmediato le dio la razón al poner un balón de oro a Vela, quien lo resolvió como gente grande.
¿Alguien se acordaba ahora de sus negativas?
México fue por el tercero. Acordonó bien la media cancha, robó pelotas y quiso cerrar el juego. Guardado filtró para ‘Chícharo’, quien ya había fallado dos claras... la tercera no. En mano a mano venció a Krul.
Holanda, herido en su orgullo, fue por la hazaña. Después de dos derrotas consecutivas en eliminatoria de la Eurocopa, una tercera sería una gran losa. Blind, de larga distancia, volvió a vencer a Ochoa, al que Diego Reyes le desvió el balón. Otra vez, México debió sufrir.
El ‘Piojo’ hizo cambios para cerrar el partido. Volvió a poner su línea de cinco. Gio y Jiménez refrescaron y Jonathan ayudó en media cancha.
Cinco minutos de alargue y se respiraba el olor a Mundial cada vez que Robben tomaba la pelota, pero al final, México venció 2-3 en la vuelta del ‘hijo pródigo’. Vela brilló, se encendió... No fue revancha, pero supo como tal.