ZURICH.— Ahí, frente a quien le llamó Comandante por su supuesta frialdad sobre el campo, Cristiano Ronaldo demostró que su corazón también se exprime.
Conmovido hasta las lágrimas, el astro portugués del Real Madrid recibió de Joseph Blatter, presidente de la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA), y Edson Arantes do Nascimento Pelé, el Balón de Oro, ese que el destino le arrebató en el pasado.
Ironías del balompié. Justo en un año sin títulos para los Merengues, su máxima figura es condecorada como el mejor futbolista del planeta, distinción que parecía más adecuada para Franck Ribéry, motor de ese Bayern Munich que levantó cinco trofeos durante 2013.
Polémico modus operandi de la FIFA. Cuando CR7 presentó una hoja curricular insuperable, Lionel Messi resultó premiado. Amargura también experimentada por Andrés Iniesta y Xavi Hernández en 2010, año en el que también se rindió pleitesía a La Pulga.
El argentino acumuló cuatro trofeos consecutivos. Hegemonía terminada por su antagonista natural, a quien traicionó la rabia y decepción acumulada durante varios años.
“No hay palabras para describir este momento”, expresó, con voz temblorosa y su hijo Cristiano entre los brazos. “Disculpen, pero los que me conocen saben lo difícil que ha sido llegar a este momento”.
“Quisiera mencionar también a Eusebio y a Madiba [Nelson Mandela], a mi novia y a mi hijo, que es la primera vez que ve a su padre recibir un Balón de Oro”.
El pequeño aún no nacía hace cinco años, cuando Ronaldo lo obtuvo por primera vez, como jugador del Manchester United.
Ahora fue parte del emotivo instante, en el que Blatter comprobó que Ronaldo, no sólo es capaz de anotar 69 goles en 12 meses... También sabe llorar.