Cuando el nombre de Christian Giménez comenzó a tomar notoriedad en el futbol mexicano, fue cuando se volvió un tuzo. Cuando se volvió del Pachuca.
Fue en el Apertura 2006, cuando después de un buen paso por Veracruz y una discreta estancia por el América, El Chaco comenzó a brillar, para volverse uno de los mejores extranjeros en el futbol mexicano.
Con el Pachuca estuvo hasta 2009, en ese lapso ganó una Liga y cuatro títulos internacionales, con una Copa Sudamérica entre ellos.
Este sábado volverá al Hidalgo, donde aún es ídolo; seguro que recordará aquellas noches de ensueño, noches que ya pasaron, porque para El Chaco, amigos no hay en el terreno de juego.
“En la cancha, no volteas a ver quién pasa, no hay amigos”, dice el argentino muy seguro.
—¿Y fuera de ella?
“Pues ahí saludo a todos”.
—Hasta se van a tomar un café.
“No, tomar ni un refresco. Los saludo y punto, saludo a todos, pero amigo no soy de ninguno”.
De aquel Pachuca triunfador bajo las órdenes de Enrique El Ojitos Meza sobrevive gente como Jaime Correa y el ahora técnico Gabriel Caballero.
Mas lo que de verdad le interesa al Chaco es que La Máquina haya aprendido de lo que sucedió frente a Pumas, donde la intensidad fue lo que verdaderamente los superó.
“Debemos trabajar en eso, si el otro equipo sale a correr, nosotros debemos bajarle la intensidad con el manejo de la pelota que tenemos, no debemos olvidarnos de eso”, apuntó el 10 cementero.
No desestima las ganas que puso Cruz Azul, “sacamos el juego así, pero los rivales deben jugar a nuestro ritmo, no nosotros al de ellos”, sentencia el extranjero.