Se trata de una historia paralela. Ricardo Peláez y Alberto García Aspe coincidieron sus vidas en el Necaxa y en la Selección Nacional. En el retiro, ambos se transformaron en comentaristas de televisión y coincidentemente conservan su amistad, pese a que uno es presidente del América y el otro de los Pumas, dos de los clubes con mayor rivalidad y número de aficionados en el balompié mexicano.

Mas en el Día de la Amistad, Peláez y Aspe, quienes también son cuñados, olvidan sus “diferencias” deportivas y conservan la fraternidad que los une desde hace muchos años, aun cuando no suelen frecuentarse como lo hacían antes y que en este día tan especial, apenas ocupan una llamada telefónica para recordar los buenos tiempos cultivados a través de las edades.

“Pues primero que nada, somos cuñados, él [García Aspe] se casó con mi hermana y desde entonces llevamos una relación más que nada familiar”, comparte Peláez, quien aborda el tema con singular alegría. “De vez en cuando nos reunimos, con más calidad que cantidad, por todas las ocupaciones que tenemos ambos. Tratamos de hablar de todo, menos de futbol”, reconoce, afanado en descubrir la discreción que oscila entre ellos, dado el profesionalismo aprendido en el largo trecho futbolístico.

Entre el mar de coincidencias, al propio Ricardo, reflexivo, le asombra el sinnúmero de coincidencias que les han acompañado, incluido el actual pasaje de dirigentes de Águilas y Pumas, respectivamente.

“Sí se puede [ser amigos pese a la rivalidad de los clubes en los que estamos]. Tratamos de no platicar de los equipos ni nada por el estilo. Él tiene a su equipo a cargo, yo tengo al mío y siempre que nos juntamos evitamos mezclar la relación con el futbol. Cada uno está muy metido en los suyo y cuando nos vemos es para charlar de otros temas”, resalta Peláez.

Imposible olvidar tantos recuerdos... “Jugamos juntos en el Necaxa, compartimos concentraciones en la Selección Nacional y siempre hemos llevado caminos muy paralelos. Tanto él como yo, siempre buscamos estar en los puestos directivos y los dos primeros estuvimos como comentaristas de televisión. Ahora él está en Pumas y yo en el América y le deseo mucha suerte en su proyecto y la verdad que no mezclamos los temas”.

Se trata de dos ex jugadores contemporáneos, fraternos y con una larga trayectoria, inolvidable por la trascendencia y conexión que siempre les acompañó en el terreno de juego.

Mas, el día de la amistad, “no, la verdad es que no hacemos nada en especial”, reconoce el dirigente azulcrema. “Quizá algún telefonazo, pero hasta ahí. Él está viviendo en Puebla y yo me mantengo en la capital. Solemos coincidir en alguna comida, pero estamos conscientes de que tenemos responsabilidades, compartidas, es una realidad, aunque cada quien está en lo suyo”, se excusa, sin olvidar que hoy como ayer hay algo qué festejar para mantener viva la amistad.

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