Arrepentirse de señalar un penalti en favor del Atlas y cambiar su decisión durante el juego de anteayer contra el Toluca, le provocará al árbitro Jorge Pérez mucho más que habitar en el ojo del huracán. Su participación en el Clausura 2015 habría terminado.
El ex silbante Armando Archundia, quien dirigió encuentros en los Mundiales Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, considera que la Comisión de Arbitraje le castigará severamente.
Argumenta su teoría en el “grave error de procedimiento”, mas sentencia que nadie externo a la cuarteta de jueces llamó a Pérez con el fin de que modificara la señalización.
“Él ya no va a salir a arbitrar, eso queda claro”, sentencia el hoy analista de Televisa Deportes Network. “Desafortunadamente, somos demasiado severos con los árbitros, quienes no tienen margen de error. Vemos a jugadores que fallan penaltis, [fallan] goles clarísimos y a la siguiente semana son titulares en sus equipos. Al árbitro lo juzgamos por una decisión”.
“Sí, es un error de procedimiento grave, pero lo queremos satanizar. Te puedo asegurar que quien se siente peor en este momento es Jorge Antonio Pérez Durán. Desafortunadamente, esto va a mermar en su carrera”.
Dentro de todos los aspectos, porque no tendrá la posibilidad de recibir la cantidad destinada a quien dirige partidos de la Liga MX. En algunos casos, 25 mil pesos.
“No va a arbitrar en las cuatro jornadas que quedan de este torneo, más la Liguilla; incluso, repercute en el tema económico, porque no vas a devengar algún honorario”, lamenta Archundia. “Es una sanción importante la que, seguro, va a recibir por un mal procedimiento, de acuerdo con lo que establecen las reglas de juego”.
Porque ese fue el principal problema. Al igual que Armando, Arturo Brizio subraya que el peor yerro de Pérez fue modificar su decisión.
“Cuando el árbitro toma una decisión de hecho sobre una acción que miró, no tiene por qué tomar en cuenta la opinión de algún otro de sus asistentes o el cuarto árbitro”, aclara el especialista de Televisa Deportes. “Y lo patético, tremendamente preocupante, es que demora casi cuatro minutos —dos de éstos en esperar que alguien le diga, porque es obvio que alguien de fuera le dice— y después se toca el pecho como si dijera que está determinando anular el penalti”.
“¿Cómo es posible que lo marcaste, porque así lo viste, y después tú mismo —sin que alguien te diga algo— rectificas? Es francamente infantil pensar que así fue”.
Protesta del Atlas. Más allá del castigo al silbante, la directiva de los Rojinegros protestará formalmente por el trabajo del silbante, ya que siente claramente perjudicada.