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Tres años de un proceso ya roto, cientos de millones de dólares y las ilusiones de un pueblo ávido de alegrías se jugarán en 90 minutos. Antes de pensar en la posible reclasificación mundialista frente a Nueva Zelanda, los seleccionados mexicanos se enfocan en el choque contra Panamá, del viernes 11 de octubre, en el Estadio Azteca.
Ambos combinados llegarán con ocho unidades, pero los canaleros son cuartos de la tabla, debido a que han marcado más goles (siete), durante el hexagonal final, que el Tricolor (cuatro). No habrá de otra. El único resultado permitido será ganar... O todo habrá terminado.
“Va a ser un partido complicado, porque nos jugamos todo: el Mundial”, reconoce el defensa central Diego Reyes. “Es un juego que va a ser muy difícil; hay que trabajar duro, no perder la cabeza”.
Mucho menos imaginar la doble confrontación ante el campeón de Oceanía sin antes garantizar, al menos, el cuarto sitio. La obligación es triunfar, porque los centroamericanos recibirán a Estados Unidos en la última jornada, mientras que los verdes irán a Costa Rica.
“No puedo pensar en Nueva Zelanda, sino en Panamá, porque si no le ganamos, no iremos a Nueva Zelanda”, admite Andrés Guardado, quien es respaldado por Christian Giménez: “[El que se jugará en Santa Úrsula] es el partido más importante. Sí, nos jugamos el Mundial ese día”.
Lo que incrementará el grado de dificultad ante un equipo al que no han superado durante 2013 (un empate y dos reveses).
Es cierto, las caídas fueron con el plantel alternativo, mas los centroamericanos visitarán el Coloso de Santa Úrsula con la motivación que les otorgó ese par de éxitos dentro de la Copa de Oro pasada.
“Nos jugamos el todo por el todo en ese partido”, insiste Reyes. “No hay margen de error, no podemos perder ni empatar... Simplemente hay que pensar en ganar”.
“Es nuestro último tren para ir al Mundial”, complementa El Principito. “Por ahí, tendríamos que hacer una escala con Nueva Zelanda, si es que vamos al repechaje, pero hay que mentalizarnos que es Panamá y no hay otro. Debemos ganar en casa y después ver qué pasa”.
Pese a que sólo les separan tres unidades de Honduras, actual tercer lugar de la clasificación, los futbolistas de la hoy atribulada Selección Mexicana consideran difícil alcanzar el único pase directo que queda disponible. Estados Unidos y Costa Rica tienen seguros los otros dos.
“La realidad es que debemos pensar en aspirar al repechaje... Y ahí jugarnos el todo por el todo para ir al Mundial”, sentencia El Chaco.
Objetivo sólo alcanzable si exorcizan los fantasmas que deambulan sobre el campo del Azteca desde el 6 de febrero, cuando Jamaica abrió las puertas del infierno al conseguir un histórico empate (0-0).
La Selección Mexicana no ha ganado en casa dentro del actual hexagonal (tres igualadas y un revés). Mantener esa dolorosa tendencia le condenará al fracaso.
“No podemos esconder lo que pasa. La realidad es esa: desafortunadamente, como están los resultados, aspiramos más al repechaje”, se sincera Guardado. “Por ahí, matemáticamente se puede clasificar directo, pero es bastante difícil, se necesitan muchas combinaciones difíciles para pasar directo”.
“Y lo más difícil es que nosotros, primero, hagamos lo que nos toca, ya que no lo hemos realizado hasta ahora. Primero lo que nos toca y después ver qué pasa con los demás”.
El destino les dará una última oportunidad el 11 de octubre.