Con el tono más amarillo que de costumbre, así se ve Daniel Montenegro. Identificado plenamente con el americanismo, El Rolfi aún no sacia su apetito y, cual capitán, pide a las Águilas que se concentren al máximo, porque hoy tienen estatura para alzar el trofeo del Torneo Apertura 2012.
“Sería lo ideal, sería lo soñado”, imagina. “Pero estamos dentro como para ser parte de eso. Dependerá de nosotros poder conseguirlo o no. Seguir trabajando de la misma manera es parte de estar más cerca de hacerlo y mentalizados en que tenemos todo lo necesario como para concretarlo”.
Transformado en pieza clave del actual éxito americanista, Montenegro comparte que desde siempre se sintió compenetrado con la causa azulcrema, al punto de que hoy es uno de los hombres idóneos en la alineación del Piojo Miguel Herrera.
“Creo que me sentí identificado, no sólo por esa circunstancia [capitanía y liderazgo], sino por llegar a un club que me abrió la puerta, donde cada que necesité algo siempre estuvo. Una institución donde no tienes que preocuparte por nada, sino solamente jugar y creo que eso hay pocos lados donde lo puedes conseguir”, reconoce agradecido.
“La verdad es que sentirse cómodo en un lugar no se da todos los días. Existe un agradecimiento total y después, lo otro, es algo que uno se lo va ganando en la medida que pase el tiempo. Si respondes seguramente vas a tener esas posibilidades y si no, seguir trabajando y tratar de ganarse la confianza y ese lugar en un equipo donde no es fácil jugar”.
A las Águilas se les esfumó el boleto a la Libertadores, un certamen al que El Rolfi hubiera querido llegar, porque “es un torneo muy importante, donde ganas prestigio, se te ve en todo el mundo”.
Hoy, aguarda paciente el pasaje ideal para renovar contrato con los emplumados, a falta de un semestre más para que venza su relación con las Águilas. “Me quedan seis meses, así que vamos a ver qué pasa, pero mi cabeza está puesta en encarar la Liguilla de la mejor manera”, ataja sin titubeos.
No es tiempo para aspirar a un retiro como americanista y menos cuando en el mundo del futbol rueda tanto el balón. “Me gustarían tantas cosas, pero eso dependerá del tiempo. Adelantarme sería un error. Lo importante es vivir el momento y cada circunstancia”.
Hoy ocupa su tiempo en soñar e imaginarse con el trofeo de Liga en las manos, mientras las Águilas dan la vuelta al Coloso de Santa Úrsula, después del esplendente vuelto del ave amarilla.